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radical del país, aun cuando el General Batlle conservase su autoridad de he–
cho hasta que el país hiciese cumplida delegacion de su soberania, he prefe–
rido decididamente esta última solucion.
• Triunfen los principios aunque sus apóstoles sean proscriptos.
• Realicen nuestra idea y nuestras aspiraciones
los mismos que las han
combatido, y
á
ellos la gloria de realizar el pensamiento patriótico,
á
nosotros
la
satisfaccion de verlo realizado.
• Verdad es que Vd. supone, que en esa solucion se envuelve de nuestra
parte el pensamiento maquiavélico de conservar en manos de uno de los par–
tidos las posiciones oficiales, porque
tememos el sufragio
libre y queremos
contrabalancear las probabilidades desfavorables haciendo presion con los ele–
mentos del poder.
»
Nada mas injusto, Dr. Herrera, que esa suposicion.
~
Volvemos
á
repetir que preferimos una y mil veces la organizacion de un
Gobierno provisorio, que por los antecedentes y honorabilidad política de sus
miembros, diese completas garantias para la
libertad del sufragio é inspirase
completa confianza al país; pero si eso no es posible, como no lo creemos
posible, aceptaríamos el Gobierno del General Batlle, á condicion de que con
la terminacion del período legislativo, proclamase
la acefalia de los Poderes
Públicos y apelase
á
la soberanía radical del pueblo, reconociendo en ella la
fuente de toda verdad, de toda justicia y de toda legalidad.
»
El
arriere pensée
que Vd. me atribuye, parece mas bien una burla.
~
Si el General Batlle perseverase despues de las amargas pruebas porque
ha visto pasar al país bajo su Gobierno en la política de las persecuciones,
de las proscripciones, de la opresion y de la mentira; si en la ocasion solem–
ne de abrirse para el pais una nueva era de legalidad y de paz, de libertad y
de progreso, quisiese convertir una vez mas su autoridad en instrumento de
banderia y de usurpaciones, ¿quiénes serian
las primeras víctimas de su Go–
bierno?
• Interrogue Vd. su conciencia, Dr. Herrera, y conteste por nosotros.
• Lo que importa, lo que interesa, es dar una base legítima, augusta, digna
á
los esfuerzos y
á
las aspiraciones de todos; que colocados en ese terreno,
algo debemos fiar al· buen sentido de los partidos y al patriotismo de los
ciudadanos,
y
algo debemos esperar de los rudos desengaños que hemos su–
frido y de las amargas pruebas porque hemos pasado.
• Y si no sucede así y el
p ecado mortal
vuelve
á
infiltrarse en el corazon
de la nacion, volveremos los ciudadanos probos y los patriotas sinceros
á
Ja
interminable labor de la política honrada.
>
Eso seria todo en el peor caso.
• Entre tan to, la prolongacion
de la guerra no nos ofrece en ninguno de
sus estremos la esperanza de redimirnos del pecado y de hacer
la
felicidad de
la patria.
' Necesitaria escribir un volúmen para tratar detenidamente cada uno de los