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guerra que nos devora y lleva nuestra nacionalidad á su perdicion, de en!ayar
una organizacion
provisoria
blanco-colorada que nos lleve al punto de salva–
cion?
• ¿Cual es, dígaseme, el otro medio equitativo (y sin ser equitativo no hay
nada práctico hoy), cual el otro medio de p1eparar el país para que resuelva
él, por el sufragio libre, las dificultades en que se encuentra? . . . . . . La
invitacion del General Aparicio al Presidente Batlle, nos hubiera llevado á la
paz .por erns caminos de la
transaccion
y del gobierno de
transaccion,
no lo
dude el Dr. Ramirez.
• Como lo he dicho en mi anterior escrito, ustedes colorados que tienen
por guia al General Batlle y por esperanza al General Suarez no obstante el
desg0bierno y !a ilegalidad de que se quejan,
pe~o
que perpetúan, ustedes son
lo~
que no han querido que la pacificacion sea ya un hecho; y no deja de
ser estravagante que usted nos acuse de haber perdido tiempo para llegará ella.
•
Querer no siempre es p oder .-Sirva
esto, en lo que personalmente
á
mi
pudiera referirse, para esplicar la pérdida de tiempo anterior al 13 de Diciem–
bre, dia en que se pasó la nota de Aparicio. Pero, aun precindiendo de la
pacificacion propuesta á Caraballo en Corralito, ¿ no les fué propuesta la paz
en ese dia 13 de Diciembre?
~
¿Porque, entre los motivos que debieron militar para tomar en cuenta la
propuesta de Aparicio y darle su verdadera importancia; no entraron ustedes
en consideraciones que hoy, por sarcasmo, nos aducen, de los millones que el
erario y la fortuna pública iban á perder y los millares de vidas que iban á
inmolarse, caso de ser rechazada como fué la patriótica obertura de aquel j efe?
»
Porque en aquellos momentos usted doctor Ramirez que sabia de lo que
se trataba, no levantó su voz, tan brioso como en tantas ocasiones de menor
importaucia, para acriminar á Batlle por la manera como procedió?
e Ah! espírih1 de partido, eres inexorable aun éon las inteligencias mas cla–
ras y con los carácteres mas independientes.
• Goyo Suarez babia pasado al Sud sediento de mas sangre,
y
bien valía
la pena de preferir el esterminio de los blancos á la transaccion con los
blancos.
~
Terminaré con una última reflexion.
• Cuando se propone el sufragio popular para salir de las dificultades mor–
tales en que está el país, es necesario resolverse sin
arriere pensee
á estar á
lo de que el sufragio resulte; pero
sufragio libre
para dos partidos que
deponen las armas para ir á las
urnas,
no puede haberlo
si"n g·aran#a;
y
el querer, como Vd. dá derecho á que se crea, desde que sostiene que es
inmoral un Gobierno provisorio misto, conservar en mano de uno de los parti–
dos las posiciones oficiales capaces de hacer efectiva aquella garantía, es dar
á entender que se le teme al libre
sufr~gio
y que el medio con que se
· medita contrabalancear las probabilidades desfavorables, es haciendo presion
con los elementos oficiales,-y convendrá Vd. que esto seria mal principio
para la vida nueva á que nos llevaría la Convencion-volveríamos á nacer
en pecado mortal.