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En tales momentos,
y
ante los mismos Generales victoriosos y resuellos,
indicarles como me permití hacerlo, la solucion pacífica y compartida con el ene –
migo como el medio preferente de servir los fiues legítimos de la revolucion,
me parece que, á la par que prueba sinceridad de convicciones y resolucion de
propósitos, prueba tambien que , aceptadas como fueron mis ideas por los jefes
de la revolucion, éstos, no obstante las injurias que
se
les prodigan, estan
animados ·de sentimientos patrió ticos y desinteresados, bien en contraste con
los que predominan en las filas del Gobierno de Montevideo.
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La iniciativa tomada por mi,
encontrando unánime apoya en los demas
miembros de aquella Comision y en los Generales que
forman el consejo mi–
litar revolucio nario, tuvo su desenvolvimiento en la nota, que usted conoce,
pasada por el General Aparicio al Presidente señor Batlle, proponiéndole el
concierto
de
m ediºos para terminar la guerra oriental por la unzºon
y
con –
cordia de los orientales.
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Fatalmente, y por demoras que tienen su esplicacion, la nota esta acaba–
ba de copiarse
y
se pasaba por conducto del Ministro de Inglaterra, aprecia–
ble caballero Mac Donnell, cuando llegaba al campo sitiador la nueva del pa·
saje de Suarez al Sud del Rio Negro.
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R esolucion tomada con anterioridad á esa noticia, creyóse
y
crée ya prin–
cipalmente que debia
llevarse á
cabo
y
no demorarse p•>r la causa supervi–
viente, pues que, con la seguridad que teníamos de que
combatiríamos
con
ventaja á Suarez, interceptán..:cro de Montevideo y de sus recursos, nos pare–
cía que, vueltos sobre es ta ciudad, precipitábamos en buenas condiciones una
solucion en cualquier sentido, ya fuese por la paz
y
en tal caso
coronábamos
magnánimen te nuestra obra, ya fuese por
la guerra y en
tal caso, h abíamos
salvado plenamente con nuestra nota conciliadara toda responsabilidad por la
sangre que se derramase y las violencias que pudieran cometerse en un ataque
á sangre
y
fuego sobre la plaza.
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Todos saben lo que ocurnó despues.
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Por parte del Gobierno de Montevideo,-guiado éste como está por
pasion irreconciliable
y
brutal y teniendo en su seno
y
á su alrededor gentes de aque–
llas que nada tienen que ganar con el restablecimiento de un órden de cosas arre–
glado y honorable, se consideró salvado con la pasada de Suarez al Sud, prefirió
mas guerra
y
mas sangre, mas devastacion y mas ruina .
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Con anterioridad á las
crueldades del Sauce, reveló las disposiciones en
que se encontraba violando el armisticio oficiosamente pedido por el ministro
de Inglaterra, con el asesinato de una guardia
sitiadora que observaba fiel–
mente ese armisticio y descansaba en la lealtad del adversario .
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Por parte de la Revolucion-la suerte de las armas le fué adversa, por
mas de una razon , pero por ninguna que haya significado ni signifique menos
deci~ion
en sus filas, menos entusiasmo en favor de la causa que sirve.
El
tiempo dirá cual es el fin que le está
reservado á esa cruzada que aunque
fuera vencida en el futuro, siempre mostrará para dignificarse, que el pueblo
en su gran mayoría ha protestado hasta con su sangre contra un órden de
cosas en el país que lo humilla
y
lo infama.