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·mi escrito publicado eu

La Tribuna

de

aqui. No esperaba menos de su

caballerosidad.

• Usted me permitirá que, prescindiendo de detalles que V d. contradice en

su impugnacion á aqud escrito, y respecto de los cuales nos perdonaremos re–

cíprocamen te si son erradas nuestras opiniones, Vd. me permitirá que tome en

consideracion el punto esenci al

que se ha puesto en debete, el que es de re–

saltante interés general.

Así tambien podré desechar alguna ágria acusacion

que contra mis procederes en estos asuntos relacionados con la paz, Vd. formula

al insertar mi carta al Sr. Lamas.

• El desideratum de Vd., como

lo ha dicho antes y lo

repite

ahora, es

e la convocacion inmediata del país á sufragio

para la eleccion de una Con–

vencion extraordinaria con poderes para determinar el tiempo y

forma en que

deben verificarse las elecciones ordinarias para la Asamblea L egislativa que

haya de nombrar el futuro Presidente de la República. •

• Este es el punto á que Vd. quiere llegar- colocar por esa

combinacion .

á los partidos políticos, como si nos encontrásemos

al dia siguiente de la

Jura de la Constitucion d e la República; - empezar de nuevo, en una palabra

para ver si con la esperiencia de estos fatales 40 años de desgracias y locu–

ras, podemos tomar otra senda que la que tomamos despues de 1830.

>

Es un pensamiento sério que merece la mas séria consideracion - quizás

merezca la cooperacion de todos.

~

Pero, aunque este propósito sea respetable, no fuera mas que como gaje

de sinceridad de parte de quien lo proclama y lo muestra como remedio radi–

cal para los desórdenes en que viene viviendo la Republica, su simple enun–

ciacion h oy no nos saca de las dificultades del presente.

>

Sea para realizar ese programa, sea para llevar á

cabo otro cualquiera

que pudiese ser reconocido mas ventajoso para el

futuro de la Nacion, es

indispensable salir de la situacion actual, desligándonos todos de las ataduras

que, por razon de la guerra en que nos encontramos, nos impiden la espon–

taneidad y libertad de movimientos que nos ayuden á apartar Jos obstáculos

que á toda buena solurion se oponen.

• ¿Como se llega á ese resultado? He aquí la cue_stion del día. Las armas

la h an planteado, pero la razon es

la que ha debido resolverla desde que se

inició la presen te guerra civil, y, si no se resuelve pronto, nos ameneza con

e5torbarnos el paso para la convencion, como para todo lo que el patriotismo

pueda idear.

>

¿Que han h echo los dos partidos en armas, partidos

cuyas hostilidades

recíprocas h oy, cuya inquietud antes de

la guerra, no tienen mas motivo sé–

rio que las dificultades que se les oponen á la inauguracion en el pais de un

órden de cosas nuevas que satisfaga la legitima aspiracion nacional?

• ¿Que ha h echo para acercarse á una solucion? Lo que h a hecho el parti–

do de la revolucion, ahí está- Malograda

la mediacion oficiosa del General

Losa en sentido de traer á ambos partidos á términos de una transacion, y

malograda por la estravagancia de ) as pretenciones de Montevideo, el partido

revolucionario, dejando de lado susceptibilidades bien atendibles, si de por me-