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hecho saber por nota de ayer,
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dd co rri ente, que he merecido el honor de
ser nombrado por dicho consejo para formar parte de una Comision llamada ad–
ministrativa que. vá á instalarse.
Si entra en !As facultades
de esa Comision administrativa el ocuparse de
dar solucion al e tado actual de cosa
por medios que, evitando el
derrama–
mien to de mas
angre, den por resultado el triunfo de la
idea revolucionaria,
y prometan para el país un
porveni r de paz duradero, y si de esto se en–
tiende dicha Comi ion, deber ocuparse
con j>re.ferencia
de manera á justificar
plenamente una solucion bélica en ca o de h acerse
indispensable, yo acepto
el nombramiento porque a
í
podré pugnar, de acuerdo con mis mas hondas
convicciones, por aquella solucion pacífica
prefere11te
á
toda otra, aun con la
seguridad del triunfo por las armas y
única
que, haciéndola posibie nuestros
adversarios, acon eja á mi ver, el buen sentido político, dadas las necesi dades
notorias del país y tenidas en cuenta las condiciones de sus anárquicas parcia–
lidades políticas.
>
Si la aceptacion del nombramiento para la Comision de que se trata debe
ser incondicional y sin la limitacion que acabo de indicar, ya que no obstan–
te mis simpatias de partidario, considero la prolongacion de la actual situacion
como eminentemente
ruinosa para
el
presente y
llena
de peligro para el
futuro de la República, no debo concurrir á que e a situacion, que debe ser
esencialmente
transitoria, intente radicarse falsificando
los fines
legítimos de
la R evolucion, y, en consecuencia, no ar.eptaré aquel nombramiento.
• Con este rnotivo me es grato saludar á los señores Generales del Conse–
j o por inte rmedio de V. E ., con la mayor consideracion.
Juan José de H errera.
»
Miguelete, Diciembre
1 2
de
18
70.
>
~
Sé que leído este documento que traduce fielmeute en ·lo fundameu tal las
ideas de Vd. , que h an si do escuela para mí, le ha de parecer que no es tan
irremisible mi cri men de adversario del Gobierno de
1\
1
[ontevideo.
>
Vd. vé que, convicto
como no podrá menos de quedar el Agente de
Montevideo, del embuste en que fundó su
reclamacion en cuanto á que yo
hubiese
regresado
á
esta ciudad y halládome en la batalla del
Sauce,
ese mi
crimen, único que queda en pié, de h os til al Gobierno de Montevideo,
tiene
raices confesables, que difícilmente podrá alegar el Sr. Rodríguez para esplicar
los motivos de su adhesion á ese Gobierno.
• P ero para esplicar mejor mi conducta en el caso á que se refiere el do–
cumento transcripto, debo h acerle saber que cuando yo lo escribía, ni remota–
mente se suponía en el campo de los si tiadores de Mon tevideo, que estuviese
próxima la p asada de Suarez al Sud del Rio Negro, no faltando entidad mi·
litar importan te que l o creyese imposible. D ecir que cuando yo me dirigia á
los J efes de la Revolucion, la fuerza de éste estaba entera, engreida y poderosa,
omnipotente, puede en verd ad decirse, despues de las victorias de •Severino,>
~corrali to»
y •Cerro,» y con la plaza de Montevideo estrechada.