Table of Contents Table of Contents
Previous Page  127 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 127 / 840 Next Page
Page Background

- 89 -

Cuando llegue este caso, podrá decirse al fin que se habrá

completado la evolucion paulatina de perfeccionamiento á que

tienden los esfuerzos de los buenos ciudadanos y los inmensos

sacrificios y las duras enseñanzas del pasado, no habr án, po r

último, sido estériles, siempre que podamos al<;:anzar los altos

fines á que aspiran las sociedades modernas en su anhelo por

realizar los gr andes ideales de la civilizacion actual.

S eános disculpada esta ligera digresion que nos ha sepa–

rado por un momento de nuestro rol de cronistas, para tribu–

tar un merecido homenaje de justiciaá los abnegados y p atriotas

hij os de la campaña oriental, de la cual han salido figur as dig–

nas de los tiempos caballerescos y acciones de valor y de no–

bleza como la que pasamos á r elatar.

En uno de los últimos dias de Abril de 1870, el prestigioso

caudillo nacionalista Coronel D. José Mª. P ampillon, r esuelto

á compartir las penalidades y sacrificios de la g uerra civil ini–

ciada por sus correligionarios, hacia llamar á los oficiales Mau–

ro y Manuel Zurdo y Francisco Mor é, para que concurriesen

á la brevedad posible á la estancia de aquel j efe, situada en el

arroyo de la Virgen, departamento de San José, con toda la

gente de su partido que pudiesen r eunir y con caballos de tiro,

para poner se inmediatamente en campaña.

Tres dias despues se presentaban los r eferidos oficial es con

quince ó veinte hombres y al tener conocimento de los propó–

sitos del coronel P ampillon, abrazaron entusiasmados la causa

de la r evolucion p ronunciándose en su favor. Varios dias andu -.

vieron ya en armas por el departamento y se les incorpor ó e l

oficial Higinio Vazquez con una partida, esperando alli que otros

amigos vinieran á eng rosar las filas de los sublevados.

E l General Aparicio mientras tanto, desp ues de haber pelea–

do en Cerro Largo y en el Rincon de Ramirez, llegaba el 5 d e

Mayo al p ueblo de San J osé, r euniéndosele dos ó tres dias des–

pues el Coronel Pampillon con su pequeña fuerza en las puntas

del rroyo Grande.

Era el 16 de Mayo y en las primeras horas de la mañana se

encontraba el Coronel Pampillon de avanzada con un escua–

dron de 30 ó 40 hombre por las inmediaciones del Arroyo Sa–

randí, próximo al pueblo de Porongos, cuando avistó una fuerza

enemiga como de 100 soldados que recorría por aquel paraje.

erlo , p reparar su gente

irse sobre ellos, todo fué obra de uu

instante.