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LORD MACAULAY.
LII.
PROCLAMACIÓN DE GUILLERMO Y DE MARÍA.
El miércoles 13 de febrero, por la mañana, el patio
<ie Whitehall y todas las calles vecinas estaban llenas
-de espectadores. Habíase preparado para una gran
ceremonia el magnífico salón de banquetes, oµra
maestra de Iñigo, embellecida con pinturas de Ru–
bens. Soldados de la Guardia cubrían ambos lados del
salón. Junto á la puerta del Norte, á mano derecha,
veíase un gran número de Lores. A la izquierda esta–
ban los Comunes con su presidente y el macero.
Abrióse la puerta del Mediodía, y entraron los Prínci-
pes, tomando asiento bajo el dosel.
·
Ambas Cámaras se acercaron, haciendo una pro–
funda reverencia. Guillermo y María avanzaron algu–
nos pasos. Halifax á la derecha
y
Powl~
á la izquier–
da, se adelantaron,
y
Halifax hizo uso de la palabra.
La Convención, dijo, había tomado un acuerdo que
suplicaba
a
SS. AA. se dignasen escuchar. Los Prín–
cipes hicieron una señal de asentimiento, y el Secre–
tario de la Cámara de los Lores leyó en voz alta la
Decla?·ación de Dereclws.
Cuando hubo terminado, Ha–
lifax, en nombre de los Estados del Reino, suplicó á
Jos Príncipes que aceptasen la corona.
Guillermo contestó, en su nombre y en el de su es–
posa, que la corona era á los ojos de ambos tanto más
valiosa por serles presentada como una prueba de la
·confianza de la Nación ·
«Aceptamos llenos
de
reconoci–
miento,
dijo,
lo que nos ofi·ecéis.,,
Hablando luego por
.cuenta propia, les aseguró que las leyes de Inglaterra,