REVOLUCIÓN DE INGLA'fERRA.
48fl
~mpuestos
sin consentimiento del Parlamento; pero
era casi imposible presentar una nueva ley de proce ·
dimiento para los casos de alta traición, que no diera
-Origen á largos .debate& y fuese condenada por algu
nos .como injusta para el acusado, y por otros como
injusta para la Corona. Una Convención extraordina–
ria de los Estados del Reino tenia misión más impor–
tante que los Parlamentos ordinarios, no limitando
.su esfera de acción á reglamentar los sueldos de los
empleados de la Cancilleria y
á
proveer contra las
.exacciones de los empleados de aduanas, antes bien,
debla reorganizar la gran máquina del gobierno. Una
vez hecho esto, podría consagrar su atención
á
las
mejoras exigidas por nuestras instituciones; nada se
arriesgaría entonces con la dilación, pues ningún
s oberano que debiflra el trono solamente
á
la volun–
tad nacional podría negar, largo
tie~po,
su asenti·
miento á cualquier mejora que, por medio de sus re–
presentantes . demandase la Nación.
Fundados en tales razones, determinaron los Co–
munes, cori gran acierto, aplazar todas las reformas
mientras no estuvi era restablecida en todas sus partes
Ja antigua Constitución del Reino, parh lo cual colo–
~aron
en el trono
á
Guillermo y Maria, sin imponerles
-0tra condición que la de gobernar según las leyes
existe:ites de Inglaterra. Y para que nunca volvieran
á
presentarse las cuestiones que hablan sido causa de
la lucha entre los Estuardos y la Nación, se resolvió
que el instrumento que llamase al trono á los Prínci–
pes de Orange, y en el cual se establecería el orden
de sucesión, fijase de la manera más clara
y
so·
lemne los principios fundamentales de la Consti–
tución.