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J,ORD MACAULAY.
eran excelentes, pero era completamente
imposibl~
que las Cámaras pudieran en un mes, ni en un año ,..
resolver debidamente en tan numerosas, variadas
é
importantes materias. Propcmíase, entre otras cosas..
la reorganización de la milicia. restringir el poder que
teuia el Soberano de prorrogar y disolver los Parla–
mentos; que se limitase la duración de cada legislatu–
ra; que el Rey no pudiera perdonar en delitos de alta.
traición juzgados por las Cámaras; que se concediese
tolérancia á los protestantes disidentes; que se defi–
niese con más claridad el crimen de alta trnición; que
el procedimi_ento en estos crimenes fuese más favora–
ble al esclarecimiento de la inocencia del reo; que los
jueces fuesen inamovibles; que se reformas¿ el modo
de nombrar los Sheriffs; que el nombramiento de los.
Jurados se hiciera de modo que no admitiese parciali–
dad ni corrupción; que se aboliese la práctica de hacer
.informaciones criminales en el Tribunal del Banco del
Rey; que se reformase el Tribunal de la Cancillería;
que se fijasen los sueldos de los funcionarios públicos.
y
que se introdujese la conveniente enmien\ia en la.
ley de
Qiw
Wan·anto
(1) .
Era evidente que una legisla–
ción precabida
y
de carácter fijo sobre estos asuntos.
seria obra de má-s de una laboriosa legislatura,
y
era
igualmente cierto que leyes hechas apresuradamente·
en materias tan g raves, no podrían menos de produ–
cir nuevos daños, peores que los que se trataba de re–
mediar. Si la Comisión hubiera de dar una lista de la&
reformas que debian llevarse
á
cabo antes que e1
trono se ocupase nuevamente, la lista hubiera sid0o
desmesuradamente larga. Si, por otra parte, daba la
Comisión una lista de las reformas que sería bien
in–
trodujese en tiempo oportuno la legislatura, la
lis~
(l) Véase el apéndice.