LORD MACAULAY.
·preferible ser Regente á ser bujier. Por otra parte, la
clase inferior
y
más intransigente de los whigs, los
antiguos emisarios de Sbaftesbury, los veteranos ca–
maradas de College, empezaqan
á
agitarse en la City.
Se formaban grupos en el patio de Palacio
y
emplea–
ban lenguaje amenazador. Lord Lovelace, de quien
se sospechaba contribuía
á.
estas reunion es. informó
á..
los Pares estar encargado de presentar una petición
rogándoles proclamar inmediatamente reyes
á
los
Príncipes de Orange. Preguntó
sele quénes firmaban
la petición.
«A
un
nadie ha puestu
lama.noen ella,
contes–
tó;
pero cuando yo la traiga, ya tend;,·á bastantes manos.»
Esta amenaza llevó la alarma
y
el disgusto á su pro–
pio partido. Los whigs más caracterizados mostraban,
en realidad, aún mayor inte rés que los tories en que
las deliberaciones de la Convención fueran completa–
men te libres,
y
que ningún partidario de Jacobo pu- .
diese alegar que cualquiera de las d0s Cámaras había
cedido tan sólo
á
Ja fuerza. Una petición sem jante á
la confiada á Lovelace fué presentada á la Cámara de
los Comunes, donde se rechazó con el mayor despre–
cio. Maynard protestó enérgicamente contra el atre–
vimiento del populacho <le las calles, que pretendía
imponerse
á
los E tados del Reino. Guillermo hizo
llamar
á
Lovelace, le reprendió duramente y ordenó
á los magistrados despl egar la mayor energía C'ontra
todas las reuniones ilegales (1
).
En Ja hi toria de
nuestra Revolución nada hay tan admirable y digno
de imitarse, como la manera con que los do partidos
que dividlan la Convención, precisamente cuando era
(lJ C1tters, feb.
5 (15), 161!9;
Diario de Cl arendo11,
feb. 2.
ran–
demente exagera el becbo le.obra titulada,
Revot•wío11es Polititas•
libro d.: todo punto absurdo, aunque de algún valor por conservar
los ociosos rumorea del día. Grey,
Debates