REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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jando escapar ning una palabra, mU:ada ó gesto que
indicasen satisfacción ó desagrado . Uno de su com –
patriotas,
á
quien m:í.s distinguía con u confianza,
había sido invitado
á
la reunión ,
y
los Lores le pre–
guntaban con g ran insistencia acerca de las inten–
ciones del Príncipe. Excusóse repetidas veces; mas
al fin, cediendo
á
tan reiteradas súplica ,
dijo:
"Sólo
puedo adfoinar los sentimientos de S. A
.
Si que?"éis saber
cuáles son mis conjeturas, cno que no le gustaría ser
gentil–
hombre
de
cáma1·a de su esposa; pe1·0 de cierto nada sé.–
Algoséyoa/tora sinemba1-go,
dijo Danby.
Ya sé bastante,
y aun de sobra.»
Partió eutonces
y
la asamblea se di–
solvió (1).
El 31 de enero, el debate que así babia terminado
privadamente, fué reanudado en público en la Cá–
mara de los Lores. Habíase fijado aquel día para so–
lemnizar el agradecimiento nacional. Habíase redac–
tado una oración para el acto por algunos Obispos,
entre los cuales se contaban Kent
y
prat. La com–
posición mencionada está exenta así de la lisonja
como dé la saña que en aquel tiempo afeaban con
excesiva frecuencia tales obras,
y
puede compararse,
mejor tal vez que ninguna de las oraciones de opor–
tunidad redactadas durante dos siglos, con aquel
gran modelo de elocuencia pura, elevada
y
patética,
el
Libro
de
oraciones.
Los Lores fueron por la mañana
á la abadía de Westminster. Los Comunes habían so-
(1)
Nota de Dartmouth en Burnet,
T,
993.
Dartmouth dice que
Fagel hizo
á
los Lores Ja indicación mencionada. Este es un des–
liz de la pluma, mny perdonable en .el apresuramiento de una
nota ma1•ginal; pero Dalrymple y otros no debieran haber copiado
error tan palpallle. Fagel murió en Holanda, el 5 de Diciembre
de
1688,
<.uanuo Guillermo estaba en Salisbury y Jacobo en Whi–
tehall. La persona aludida habia sido, segün imagino, Dykvelt,
Bentinck 6 Zulestei11, mfis probablemente DykveH.
'
.