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LORD MACAULAY.
gún se con tenin en el libro, sino que antes de empezar
el sermón imploró la benc:Ución del cielo sobre la ca–
beza del Rey en algunas palabras improvisadas, y ha–
cia el término de su discurso declamó contra la doc–
trina jesuítica de que los Príncipes pueden legalmente
ser depuestos por sus súbditos. Aquella misma tarde el
Presidente se quejó á la Cá111ara de tal insulto .
aApro–
lJáis una
ley,
dijo,
y
al día siguiente la combaten desde el
púlpito
á
presencia vuestra.»
Sharp fué defendido con
gran calor por los torí es, y aun entre los whigs tuvo
amigos; pues no se había olvidado que corriera serio
peligro en los malos tiempos por el valor con que,
á
despecho de los reales mandatos, había predicado
contra el papismo. Sir Cristóbal Mulgrave advirtió,
muy ingeniosamente. que la Cámara no había hecho
publicar la resolución declarando el trono vacante.
Sbarp por lo tanto podía muy bien, no sólo ignorar
aquella resolución, si que también no podría tener
noticia.deella sin una infracción de privilegio, por
la cual le hubieran llamado á la barra y alll de rodi–
llas habría sido reprendido. Conoció la ma.yoría que
no era discreto entonces indisponerse con el clero,
por lo que la cuestión no pasó de .aqul (1).
Mientras los Comunes discutían el sermón de Sharp,
los Lores se hablan constituido nuevamente en co–
mité para examinar el estado de la nación, y habían
mandudo leer, cláusula por cláusula, la resolución
.que declaraba el trbno vacante.
La primera frase objeto de discusión fué la que re–
·Conocia el contrato original entre el Rey y el pueblo .
No era de esperar que los Lores del partido tory deja-
(l) Grey ,
Debates: Diario cte h'vetyn ; Vi da de! A1·zobispo
:Sh.arp.
por su hijo:
Apotogía de ta n ueva separación,
en unll carta
.al Dr. Juan Sharp, Arzobispo de York, 1691.