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LORD MACAULAY.
La opinión de Sancroft era de gran peso en todo el
partido tory, y especialmante · entre el clero. Una se–
mana antes del día fijado par!l la reunión de la Con ·
vención, acudía al palacio de Lambeth una grave
asamblea, oía las oraciones en la capilla, comia con
el Primado,
y
conferenciaba luégo acerca del estado
dP. los negocios públicos. Asistían cinco Obispos su–
fragáneos de Sancroft, que habían compartido sus pe–
ligros
y
su gloria en el verano anterior, y los Condes
de Clarendon
y
Ailesbury en representación de los
tories seglares. La opinión unánime de los congrega-
baya dejado alucinar por semejante absurdo. Por lo mismo, con–
sidero oportuno trascribir algunas palabras de Sancroft que aun
se conservan de su propia letra:
•La capacidad
ó
autoridad política del Rey,
y
su nombre en el
·Gobierno, son perfectos y no pueden faltar: pero su persona es
humana y ruortal , y como no tiene más privilegios que el resto
·de la humanidad, está sujeta á todas las faltas y defectos de aqué–
lla. Puede, por tanto, ser i ncapaz de dirigir el Gobierno y admi–
nistrar el Tesoro público, etc., y a por ausellcia, infancia, locura,
delirio, indolencia; ya por condición ó por enfermediid casual, ó,
"finalmente, por invencibles preocupaciones de su espiritu, adqui–
ridas y arraigadas por la educación y el hábito con ideas sistemá–
tica¡¡ en asuntos .completamente contrarios é incompatibles con
las leyes. la religión . la paz y la verdacera política del Reino. En
-todos estos casos, digo que debe haber una 6 más personas encar–
g'adas de suplir su falta , las cuales. por delegación suya y con
.su poder y autoridad, dirigirán los negocios públicos. Y una vez
hecho así, digo también que todos los procesos, autoridades, co–
m isiones. concesiones, etc., E\fectuados como antes, son legales y
-válidos en todos los casos, y el deber de obediencia del pueblo
sigue siendo el mismo. y sus juramentos y obligaciones subsis–
ten en toJa su integridad... Mientras el Gobie1no se rige por la
autoridad del Rey, y en su nompre, se conservan todos aquellos
sagrados vínculos y formas establecidas, y sin el menor escrú –
pulo de conciencia, es licito emprender ó aceptar lo que se quiera
bajo el Gobierno aaí establecido..-Tanner, MS.; Doyly,
Vida de
'
.Sancro(t.
No sin razón se burlaban las hechuras de Jabobo del
i nglés en que solía escribir el buen Azobispo.