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LORD MACAULAY.
1i.
la Princesa que defendería sus derechos, y que si
ella quería ayudarle, esperaba ponerla sola en el
trono
(l).
XXXII.
PLAN DE LOS WHIGS.
El plan de conducta, adoptado entretanto por los
whigs, era muy sencillo y lógico. Según sus doctrinas,
el fundamen to de nuestro gobierno era un contrato,
. expresado de una parte por medio del juramento de
obediencia, y de la otra por el de la coronación, y los
deberes impuestos por este contrato eran, según ellos,
recíprocos. Sostenían que el Soberano que abusaba
escandalosamente de su poder, podia, con toda legali–
dad, ser desobedecido
y
destronado por su pueblo. Era
indisputable que Jacobo había abusado escandalosa–
mente de su poder,
y
todo el partido w,hig estaba·
dispuesto
á
declarar que lo había perdido. No era
punto dig·no de discusión que el Príncipe de Gales
fuese ó no supuesto. Había ahora para excluirle del
trono, razones mucho más poderosas que cuantas pu–
.dieran ofrecer las circunstancias que acompañaron
á
su nacimiento. Un recién nacido traído en un calen–
tador, puede llegar á ser un buen rey de Inglaterra;
mas no puede inspirar tal esperanza un niño educado
por el más estúpido y obstinado de los tiranos, en un
país extraño, sede del despotismo y la superstición;
(1)
Dia.rio de ClMendon,
dic. 24. 1688; Burnet.
r,
819;
P1'oposi–
.ciones hmnildeinente presentadas en defensa de la P•rincesa lte
Orange,
enero 28. 1688-89,