REVOLUCIÓN · DE INGLATERRA .
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wick. Eran éstos Carlos Montague y Juan Somers.
Aun debe mencionarse otro nombre,
nombr~
en–
tonces conocido de un pequeño circulo de :filósofos,
mas que ahora se pronuncia allende el Ganges y el
Mississipí con mayo1;-reverencia que la que suele ins–
pirar la memoria de los mayores guerreros y gober–
nantes. Entre la multitud de silenciosos diputados
veiase la majestuosa frente y el rostro pensativo de
Isaac Newton. La renombrada Universidad
á
la cual
su genio había ya empezado á imprimir carácter
peculiar, que aun se descubre fácilmente después del
transcurso de ciento sasenta años, le habia enviado á
la Convención, donde se mostró en su modesta g ran–
deza amigo prudente, pero fiel, de la libertad civil y
relig·iosa.
XXXIV.
ELECCI ÓN DE PRESIDENTE.
Lo primero que hicieron los Comunes fué elegir pre–
sidente, y la elección que hicieron indicó, de manera
indubitable, su opinión respecto
ú
las grandes cues–
tiones que habían de
r~solver.
Hasta la víspera del
día de la reunión babiase acordado elevar
á
Seymour
á
la presidencia. Había ocupado ya aquel puesto du–
rante varios años; tenla grar:des y variados títulos
dignos de consideración, tales como su estirpe, su ha–
cienda, sus conocimientos, su experiencia y elocuen–
cia. Habia estado largo tiempo al frente de un pode–
roso grupo de diputados del Oeste. Aunque tory, ha–
bía acaudillado en el último Parlamento, con g ran
habilidad y valor, la oposición al papismo y al poder
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