REVOLUCIÓN DE INGLA'fERRA.
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XXXVI.
LA CONVENCIÓN DECLARA EL TRONO VACANTE.
Redactóse una proposición en la que se decia que
el Rey Jacobo II, después de esforzarse en trastornar
la Constitución del Reino, faltando al contrato origi–
nal entre el Rey y el pueblo, y violando, por consejo
de los jesuitas y otros hombres perversos, las leyes
fundamentales, retirándose luégo del Reino, había
abdicado el gobierno , y por lo tanto, el trono había
quedado vacante.
Hase sujetado muchas veces esta resolución á criti–
ca U\u minuciosa y seyera como nunca se empleó
respecto á las sentencias escritas por los hombres. Y
tal vez no ha habido nunca documento que menos se
prestase_á crítica que esta resolución. No puede ne–
garse que el Rey que abusa groseramente de su po–
der es criminal . Es ig ualmente cierto que el Rey que
desaparece sin atender
á
las primeras necesidades
de la ad.ministración, dejando á su pueblo
á
merced de
la anarquía, puede decirse , sin violentar la sig·nifica–
ción de las palabras, que ha abdicado la corona. Pero
ningún escritor inteligente afirmaría que el mal go–
bierno continuad.o largo tiempo
y
la deserción juntos.
constituyen un acto de renuncia. Es también cierto
que la mención de los jesuitas y otros malos conseje–
ros de Jacobo, debilita, en vez de dar mayor fuerza,
á.
la acusación formulada contra él. Porque no hay duda
que es más digno de indulgencia el hombre extravia–
do por malos consejeros que el que obra mal siguien–
do los impulsos de su corazón. Sin embargo, fuera.