F.EVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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<leljardín de la casa donde alojaba. Si hubi era sido
·discreto, los cuidados de sus.guardias para facilitarle
la fuga bastarían á convencerle de que no debía mo–
verse. En verdad, veíase tan claramente la asechanza,
-que sólo la torpeza, extraviada por el terror, podía ha·
·ber caído en ella.
·
XVIII .
JACOBO HUYE DE ROCHESTER..
Pronto se hicieron los preparativos. El sábado 22,
por la tarde, el Rey aseguraba
á
algunos caballeros
que habían venido de Londres con noticias
y
conse–
j os, que nuevamente los recibiría por la mañana. Se
retiró al lecho, y á la altas horas de la noche se le–
vantó, y seguido de Berwick salió por una puerta
secreta,
y ·
atravesando el jardín lleg·ó á la orilla del
Medway. Un pequeño esquife lo esperaba. Apenas
amanecía el domingo, cuando ya los fugitivos,
á
bordo de un a embarcación de las dedicadas
á
la pesca,
descendían el Támesis
(1 )..
Aquella mi ma tarde se recibió en Londres noticia
-de la fug·a del Rey. Sus partidarios quedaron con–
fundidos. Los whigs no pudieron ocultat· su ale.–
gría. Tan agradable ncticia animó al Príncipe á dar
un paso importante y atrevido. Informáronle que ha–
bían mediado comunicaciones entre la Embajada
francesa y el partido que le era hostil. Sabíase muy
bien que en aquella Embajada se conocían todas las
(1) Clarendon, dic. 23, 1688; Clarke.
Vida de Jacobo,
11,
2'71, 213
y
215,
J11e1n.
o'T'ig.