REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
415
. También se encontró manera de emplear los millares
de soldados irlandeses queJacobo había traído
á
Ingla–
terra. No hubiera sido prudente hacerles permanecer
en un país donde -eran objeto de animosidad religicsa
y
nacional. Tampoco hubiera sido prudente enviarlos
á
su patria, donde irían
á
engrosar el ejército de Tyr·
connel. Resohióse, pues, enviarlos al Continente,
donde bajo las banderas de la Casa de Austria podrlan
indirectamente, pero con gran eficacia, ser útiles
á
la
causa de la Constitución inglesa y de la religión pro–
testante. Dartmouth fué destituido, y Guillermo logró
conciliarse la armada, asegurando
á
los marineros
que recibirían prontamente lo que se les adeudaba. La
ciudad de Londres se encargó de sacar al Príncipe de
sus apuros financieros. El Municipio se comprometió,
por unanimidad,
á
proporcionarl e doscientas mil
li–
bras esterlinas. Miróse corpo prueba singular, así de
la opulencia como del estado de la opinión entre
los comerciantes, que en solo cuarenta
y
ocho horas
se
pudies~
reunir tan gran suma, sin más fianza
que la palabra del Príncipe. Alg unas semanas an–
tes no había podi do Jacobo procurarse una cantidad
mucho menor, -aunque había ofrecido mayor interés
y
presentado en fianza considerable hacienda (1) .
(1)
Gaceta de londr es,
enero 10
y
17, 1698-89;
Diario de
úut~1'eU;
Papeles de Leggc;
Citters, enero 1
(11),
4 (14)
y
11
(211,
1689; Ron–
quillo, enero 15 (25)
y
feb. 23 (mar.
5);
Consulta del Consejo cte Es–
tado de kspa11ia.
marzo 26 (abril 5).