REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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una conferencia personal con su yerno.
"Yo no l1aó1'ia
sal~do
de Rocltester,
dijo,
si liuóiem sabido que esto le des–
agrada1'Ía;pe1·0 ya q?te estoy aq1tí, espe1·0 que vencbrá á Saint–
James.-Debo conjesa1· fra11cament11 á V.
M.,
dijo Zules–
tein,
que S.A. no vend1rá á Londres, mienflras liaya aqití
algunas fropas que no estén
á
sus 6rdenes.>>
El Rey, des–
concertado con esta respuesta, permaneció en silen–
cio. Zulestein e retiró,
y
muy pronto entró un caba·
11 ero en el regio dormitorio
á
anunciar que Feversham
había sido arrestado
(l).
Jacobo experimentó la más
viva inquietud. Y sin embargo, el recuerdo de los
aplausos qu habían saludado su regreso
r.únlevantó
su ánimo abatido; y una extraña e per
anzasurgió
nuevamente en su espíritu. Imaginaba que Londres,
por tanto tiempo
baluart~
de la relig·ión protestante y
del partido whig, estaba pronto
á
tomar las armas eu
su defensa. Mandó
á
preguntar
á
la Corporación Mu–
nicipal si, en caso de establecer su residencia en la
City,
se· comprometían
á
defenderle contra el Prín–
cipe. Pero el Municipio no había olvidado la supresión
de la Carta ni el asesinato jurídico de Cornish, y no
quiso comprometerse á lo que se le pedía. Enton–
ces nuevamente sintió Jacobo desfallecer su corazón.
¿Adónde, preguntaba, acudiría en busca de protec–
ción
1
En sus Guardias de Corps podía tener la mis–
ma confianza que si fueran tropas holandesas,
y
en
cuanto
á
los ciudadanos, ahora comprendía el valor
de sus aclamaciones
y
hogueras. No le quedaba más
recurso que la fuga,
y
no obstante, decía, no igno–
raba que el mayor deseo de sus enemigos era que él
huyese (2).
(1) Clarke,
llistoria de Jacobo,
11,
262, ilfem.
orig.
12)
Barillon, dic. 11 (21), 1688; Clarke,
Vida de Jacobo,
tcm. u,
_pág. 211.