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LORD MACAULAY.
cilidades para la fuga deberían encontrarse entonces
á.:
su alcance, y sería preciso cuidar que no fuese dete...
nido nuevamente por ningún rústico oficioso".
X.
ARRESTO DE FEVERSHAM.-
0
LLEGADA DE JACOBO
Á
LONDRES.
'fa! era el plan de Guill ermo , y la habilidad y ener–
gía con que lo ll evó á cabo contra
tari
extrañamente
con la locura y cobardía de la persona con quien te–
nia que habérselas. Pronto se le presentó excelente–
oportunidad de comenzar su sistema de intimidación _
Feversham ll egó
á
Win<lsor con la carta do Jacobo.
No había presidido el mayor acierto á la elección de
mensajero. Él era quieu había desbandado el ejércit0>
real. A él debía hacerse responsable, en primer tér–
mino, de la confusión y terror de la
Noche frlandesa.
El
público había ce11surado vivamente su conducta_
Guillermo se babia irritado en términos de pronun–
ciar algunas palabras amenazadoras, y las amenazas.
en boca de Guillermo, generalmente producian ulte–
riores con ecuencias. Pidióse
á
Feversham u salvo–
conducto. Respondió que uo le tenía. Al presen–
tarse de este modo, en mitad de un campo enemigo,
según las leyes de la guerra, merecía ser tratado con
la mq.yor severidad. Guillermo se negó á recibirle
y
ordenó que se le arrestase (1). Zulestein fué despa..-
chado inmediatamente para informará Jacobo que el
Príucipe no estaba dispuesto
á
asistirá la conferencia
(1)
Diario de Ciarendon,
16 de dic., 1689; Burnet,
1,
800.