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LORD MACAULAY.
.conducidos á una posada. Habíase reunido ya un a
gran multitud para verlP.s, y muy pronto fué recono–
.cido Jacobo, no obstante estar desfigurado por una
peluca de diferente forma
y
color de la que llevaba
de ordinario. Por un momento la multitud pareció
dominada por el respeto; mas bien pronto las exhor–
taciones de sus caudillos reanimaron su valor, y la
vista de Hales, á-quien conocían muy bien y aborre–
dan profundamente, encendió de nuevo su furia.
Hallábase.suparque muy cerca de allí, y en aquel
mismo instante una banda de alborotadores se ocu–
paba en saquear su casa y matar sus venados. La
multitud aseguró al Rey que no se le haría el menor
daño, pero se negaron á dejarle partir. Aconteció ha–
llarse entonces en Canterbury el Conde de Win–
chelsea, protestante, pero celoso realista, cabeza de la
familia de Finch y próximo pariente de Nottingham.
No bien supo lo sucedido, partió
á
toda prisa en direc–
-ción á la costa, acompañado de algunos caballeros de
Kent. Gracias
á
su intervención, el Rey fué trasla–
dado á lugar más conveniente, pero continuó prisio_
nero. El populacho daba guardia constantemente en
-torno de la casa á donde fuera trasladado, y algunos
-caudillos de la plebe se habían instalado á Ja puerta
-del regio dormitorio. En tanto Jacobo ofrecía el as-
pecto de un hombre cuya mente ha sido trastornada
por el peso de los infortunios. Hablaba algunas veces
-con tal altanería que los rústicos encargados de velar
por él Je con testaban con insolencia. Mudaba enton -
ces de lenguaje
y
acudía
á
las súplicas.
«Dejadme
ir,
exclamaba.
Dadme un bote. El P1-íncipe atenta contra mi
'Dida. Si ahora
?W
me dejáis hui?-, deS'[J'UéS será demasiado trvr–
.de.
Mi sang1·e caerá sobre vuestras cabezas. .El que no es!Á
conmigo ·está contra mí."
Fundado en est.e último texto,
predicó un sermón que duró media hora. Habló de