REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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·.que millares de soldados, libres de todo freno y priva–
d os de lo más necesario, se habían esparcido por los
-0ondados que atravesaba el e.amino de Londres. Era,
pues; imposible que Guillermo continuase escoltado
tan sólo por un pequeño cuerpo de tropas, sin expo–
ner
á
gran peligro no sólo su persona, de la que no
Mostumbraba
á
mostrarse muy solícito, sino también
los grandes intereses confiados
á
su cuidado. Era ne –
.cesario que no se.adelantase
á
sus tropas, y las tropas
no podían entonces avanzar sino con gran lentitud
por las carreteras de Inglaterra, por hallarse en el
rigor del invierno. Hiciéronle, en esta ocasión, las
.circunstancias abandonar por un momento su flema
habitual.
«Comni,qo no se j11ega de este modo,
exclamó con
acritud ,
y yo te asep1wo
á
lord Feversltam q1te se ha
de
.a1.,,·epentir.»
Tomáronse prontas
y
juiciosas medidas
para remediar los males causados por Jacobo. Chur–
.chill y G!'afton fueron los encargados de reunir el
.ejército disperso y someterlo de nuevo á la disciplina.
Invitóse
á
l-0s soldados ingleses
á
volver al servicio,
y
á
los irlandeses se ordenó entregar las armas, so pena
.de ser tratados como bandidos, asegurándoles al
mismo tiempo que, con tal de someterse pacífica–
mente, se les proporcionaría lo necesario para aten–
der á Ja subsistencia (1 ).
No encontraron oposición las órdenes del Príncipe,
excepto entre los soldados irlandeses que habían es–
tado de guarnición en Tilbury. Uno de estos soldados
<iisparó un pistoletazo á Grafton. No salió el tiro, y el
asesino fué muerto de un balazo, en el acto, por un
Ingl és. Unos doscientos de estos infortunados extran–
jeros hicieron una valerosa tentativa para regresar
á
(1)
Diario de Clarenclon,
dic . lS, 1688; Citters, dic. 14,
!2'l);
Bachard,
llistoria cte la Reuo/.ución.