MVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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es que no eran, ni con mucho, tan numerosos como
comúnmen te se suponía, y ann aumentaba su temor
el verse abandonados repentinamente, sin caudillos
ni provisiones,, en medio de una población poderosa
que los miraba con los mismos sentimientos que
uele inspirar una bandá de lobos. De todos los súb–
ditos de Jacobo, estos in fortunados, miernb!'Os de su
Iglesia
y
defcnsore de su trono, tenían más razón
qu otro alguno para execrarle (1).
Es honroso para el caráctel' ingl · que. no obstante
la aversión que inspiraba n nto.qces la doctrina cató–
lica
y
la raza irl andesa,
á
pesar de la anarquía produ-
ida por la fuga de Jacobo, y no obstante las art ras
maquinaciones empleadas para inducir la multitud
á
mostrarse cruel, no se haya perpetrado en esta oca–
sión ni ngún crimen atroz.
ierto que riqueza con–
siderable fue destl'Uída ó robada. Las casas de mu–
chos C:laball ros católi co:; fueron atacadas , deva tados
los jardines, robados
y
muertos los venados . Algunas
veneral:Jles muestra do la arquitectura doméstica de
la Edad Media con ervaron hasta nuestro días hue–
llas de la popular violencia. En muchos lugares im–
pedían el tránsito por los caminos l>andas d, policía
á
qui n sólo su celo habla dado aquel cargo,
y
que
detenian á todo lo viajero hasta demostrar plena–
mente no seguir la religión católica. Infestaba el Tá–
mesis una multitud de piratas que, so pretexto de
apoderarse de la arma ó de los delincuentes, regis-·
traban cuantos botes cruzaban el río . Los que no se
g-ranj aban las simpatias del vulgo eran insultados
y
perseg·uidos. Muchos que no
e hallaban en igual
(1)
C1tters, dic.
14 (24), 1688;
Diario de Ltitlretl; Cor-responden–
cia de Etti
;
Old:nixon,
761;
Speke,
Ui toria secreta de ta Revo/.,¡_
ción;
Clarke,
Vida de Jacobo,
11,
257; Eachard,
/Ji
toria de la Re–
vol11ción; llisloria de /,a De erc,ión.