Table of Contents Table of Contents
Previous Page  386 / 548 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 386 / 548 Next Page
Page Background

372

LORD MACAULAY.

Torre. El infeliz era, en tanto, víctima del más pro –

fundo terror. Retorciase las manos; lanzaba salvaje

miradas

á

la multitud, ya por una ventanilla, ya por

la otra, y se le oía gritar aun por encima del tumulto:–

~1No

los de;'éi,c;

ace~·ca1·,

caballe1·osl ¡Po1· amor de Dios,

1w

pe1-raitáis que se accrque11/n

Por fin, después de un su–

frimiento mucho más terrible que la misma muerter

fué alojado en la fortaleza donde algunas de sus más–

ilustres victimas habían pasado sus últimos dlas y

donde babia de terminar su vida en medio de indes

criptible ignominia y horror (1 ).

Durante todo este tiempo se buscaban activamente–

los sacerdotes católicos. Muchos fueron arrestados,

y

dos Obispos, Ellis y Leyburn, fueron enviados á New–

gate. El Nuncio, quien, asi por su cargo espiritual

como politico, no esperaba ser respetado por la mul–

titud, escapó disfrazado de lacayo en el séquito del

Ministro del Duque de Saboya (2).

VI.

LA NOCHE IRLANDESA.

Terminó entonces otro dia de agitación y espanto,

y

fué seguido de la noche más extraña

y

terrible que

jamás había visto Inglaterra. A primera hora de la

noche la multitud atacó un palacio construído algu-

(1) Nortb,

Vida de Guild{o1'lt,

220;

Elegia

de Jeffreys;

Dia1' io de

Lutflrett;

Oldmixon, 762. Oldmixon est11ba entre 111 multitud, y no

dudo que figuraría entre los más fu.riosos. Refiere bien lo suce –

dido. Véase también la

Corresponitencia de Ellis;

Burnet, r, 791,

y

la nota de Onelow.

(2)

Ad'da, dic.

9 (19);

Citters, dic. 18 (28).