REVOLUCIÓN DE lNGLATERRA.
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En la mañana del 12 de diciembre presentaba la
capital desolador aspecto. En ·muchos sitios parecia
haber sido tomada por asalto. Los Lores se reunieron
en Whitehall y trataron de restablecer la tranquilidad.
Llamóse la milicia á las armas, y se ordenó que un
cuerpo de caballeria estuviese pronto á dispersar los
grupos tumultuosos. Hizose cuanto permitínn las cir–
cunstancias por dar satisfacción de los g·roseros in·
ultos inferidos
á
los Gobiernos extl'anjeros. Prome–
tióse una recompensa al que descubriese el paradero
de los objetos robados en Wild House; y Ronquillo,
á
quien la plebe no dejara ni un lecho ni un plato,
fué espléndidamente alojado en el desierto palacio de
los Reyes de Inglaterra. Serviasele suntuosa mesa, y
los
soldados de la guardia personal del Rey asistian en
u antecámara con el mismo ceremonial que si fuera
el Soberano. Estas pruebas de respeto aplacaron el
quisquilloso orgullo de la corte de España
y
evitaron
todo peligro de ruptura (l).
t.
u,
255,
Mem. orig.;
Correspondencia de B llis,
13 de dic.;
Con-
u!la
del Co11 ejo de Estado de E
11Mía,
enero, 19 (29), 1669. Parece
que Ronquillo se quejó amargamente de sus pérdidas al Go–
bierno español¡ •Sirviéndole sólo de consuelo el haber tenido pre–
vención de poc\er consumir el Santisimo.•
(1)
Gaceta de Londres,
dic. 19, 16
;
Diario de Luttrell;
Mul–
grave.
Resefla de la Reuolt1ción; Con tilta ctel Con ejo cte E tacto d.,
España,
enero, 19 (29)1089. Se habló algo de indemnización, pero
el Consejo español la •echazó con deijprecio. •Habien<!o sido este
hecho ¡;or un furor de pueblo, sin consentimiento del Gobierno,
y
antes contra su voluntad, como loba mostrado la satisfacc;ón
\IUe le bao dado
y
le han prometido, parece que no hay juicio hu–
mano que pueda aconsejar que se pase á semejante remedio.•
·roMO,lV.
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