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LORD
~1ACAULAY .
'
Palacio, prontos
á
defenderla en caso de un tumulto.
En medio de esta angustia y terror se recibió noti–
cia de la fuga del Príncipe Jorge. El correo que trajo
tan malas nuevas fu é seguido inmediatamente por el
mismo Rey. Empezaba
á
ano.cbecer cuando llegó
Jacobo y tuvo conocimiento de la desaparición de su
hija. Después de todo lo que había súfrido , esta nueva
aflicción arrancó de sus labios un g rito de dolor .
uDios me ayude,
exclamó;
mis p1·01Jios hijos me
lum
aban–
donado»
(1).
LIX.
CONSEJO DE LORES CELEBRADO POR JACOBO.
Aquella noche estuvo en Consejo hasta muy tarde
con sus principales Ministros. Quedó resuelto que el
Rey convocaria para el día siguiente
á
totlos los Lores
espirituales y temporales,
á
la sazón residentes en
Londres, y que les pediría solemnemente su opinión.
En efecto, en la tarde del martes 27, los Lores se re–
unieron en el comedor de Palacio. Concurrieron
á
esta reunión nueve Prelados
y
de treinta
á
cuarenta
Lores, todos protestantes. Asistieron también los dos
. secretarios de Estado, Middl eton
y
Preston, aunque
no eran Pares de Inglaterra. Presidía el mismo Rey.
Veíanse distintamente en su rostro
y
continente las
huellas de crueles sufrimientos físicos y morales.
Abrió la sesión hablando de la· petición que le fuera
(1) Nota de Dartmouth en Burnet.
1,
'79"2; Citters. nov. 26 (di–
ciembre 6), 1688; Clarke,
Vi da de Jacobo,
L. u ,
226;
Mem. orig
.;
Diario ,de Clan-endon,
26 de nov.;
Revoluciones politica.s.