REVOLUCIÓ•
.DE lNGLA'fERRA.
'73
curnia, ni presentarse en los salones de los grandes,
y que hubiera de re ignarse
á
beber y fumar con los
lacayos y ayudas de cámara, fuese menor su influen–
cia que ahora, pue la que suelen ejercer clases ente–
ras no debe aquilatar e por la consideración de que
g ozan separadamente los individuos que la compo"
nen. Un
ardenal es personaje de más categoria que
un fraile mendicante; pero incurriría en gravísima
aquivocación quien supusiera que ha ejercido alguna
v z más influencia en la opinión pública europea el
olegio d Cardenales que la orden de San Francisco :
n Irlanda ocupan hoy día los Pares más elevada
posición que los sacerdote
católicos romanos,
y,
sin embargo, hay pocos Condados en Oonnaught
y
Munster en los cuales no venciera en las elecciones
una coalición de clérig·os de una coalición de Pares.
Y como en el siglo xvn constituía el púlpito para
g ran parte del pueblo lo que al presente la prensa
periódica, y ninguno de los labriegos que acudían á
la parroquia los doming·os babia visto nunca gacetas
ni foll to
politicos,
y
por mal informado que se ha–
llara l cura lo ·staba mejor qu no ellos,
y
cada ocho
días t nia ocasión de hacerles una plática, siempre
que la circun tancias lo requerían, en mil pWpitos
á
la vez resonaban invectivas contra lo
rvl1igs
y
exhor–
taciones
á
la obediencia del ungido del Señor, en
m dio del má profundo silencio, lo cual producía un
efecto formidable; como que de todas las causas que
de pu ' s de la disolución del Parlamento de Oxford
produjeron la reacción violenta contra los Exclusio–
nista , la má pod ro a é incontrastable parece haber
sil.lola prodicacione de los curas del campo.