REVOLUCIÓN _DE INGLATERRA.
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en la sala de la espléndida morada las piedras precio–
sas acfqlliridas por aquel Conde de Arundel, cuyos
mármo~es
forman al presente uno de los principales
ornamentos de Oxford. Alli recibieron magnífica hos–
pitalidad el año 1671 Carlos y su corte, y allí también
se abrian de par en par las puertas periódicamente,
desde la Navidad basta la Epifania, para cuantos que–
rían beber
á
jarros la cerveza. Tres carrozas, de las
cuales una podía contener catorce personas, y babia
costado quinientas libras, recorrían la ciudad por las
tardes, llevando las damas á saraos y fiestas que ter–
minaban siempre con suntuosos banquetes. Y tanta
era la grandeza de los Duques de Norfolk, que cuando
iban
á
Norwicb se les recibia como
á
reyes que regre–
san á su capital, á campana tañida, con salvas de ar–
tilleria disparadas desde Ja fortaleza, y saliendo
á
su
encuentro el alcalde y regidores de la ciudad para
darles la bienvenida con palabras por todo extremo
lisonjeras. La población de Norwicb, según el censo
hecho en 1694, oscilaba entre veintiocho y veinti–
nueve mil almas (1).
Después de Norwicb babia otras antiguas capitales
de condado, importantes sin duda, pero inferiores á
ella; y como á la sazón era muy raro que los caballe–
ros del campo fuesen
á
Londres con sus familias, la
capital del condado constituia la metrópoli para él,
siendo al propio tiempo, á veces su asiento durante
una parte del año, y por regla general el punto á don–
de acudían con frecuencia, llevados de los negocios
y
de los placeres, de los asuntos judíciales, de las elec-
(t )
Fuller's
Wcwthies;
Evelin's
Diary,
octubre 17 de 1671;
Jow,-–
n al
ofE. Browne, hijo de sir Tomás Browne, enero 1663-64;
lli•–
tory of Norfolk,
por Blomefleld,
History o( the City and County of
Norwich,
2 vol., 1768.