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LORD MACAULAY.
ciones, de las asambleas de la milicia, de las fiestas
y
de las carreras de caballos; como que
alli
se congre–
gaban las audiencias, en las cuales los jueces, ves–
tidos de togas de color escarlata, rodeados de tropas
y precedidos de cornetas, abrían dos veces al año la
Commission
(1) del Rey; y
alli
se celebraban los mer–
cados, en los cuales se vendían el trigo, los ganados, ·
las lanas
y
el lúpulo de toda la comarca;
y
alli tam–
bién las ferias tan renombradas á donde acudian los
mercaderes de Londres á vender
y
los del campo á
comprar la provisión anual de azúcar, papel, cuchi–
lleria
y
telas;
y
alli abundaban las tiendas, que no
babia en otras partes, de mercería
y
especería. Los
recuerdos históricos, las catedrales decoradas con el
arte
y
la magnificencia propios de la Edad media, los
palacios en que habitó larga sucesión de prelados, las
venerables residencias de los deanes
y
canónigos, los
castillos que resistieron en lo a;ntiguo
á
los Neville ó
á los de Vere,
y
que ostentaban el estrago más re- .
ciente de las venganzas de Rupert ó de Qrómwell,
contribuían asimismo á imprimil: á varias de estas
ciudades un sello especial
y
singularísimo.
XX.
OTRAS CIUDADES Y CONDADOS.
York, capital del Norte,
y
Exeter, capital del Oeste,
brillaban entre las más notables de estas ciudades no–
tabilísimas, sin que por eso contuvieran una
ú
otra
más d<;l diez mil habitantes. Worcester, emporio de la
(1) Véase el apéndice al tomo
1v.