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LORD MACAULAY.
cipios del g·obierno constitucional, que vivía en bue–
na inteligencia con Presbiterianos, Independiente
y
Bauti tas, que había vi to con placer implantada la
tolerancia completa para todas las sectas protestan–
tes,
y
que hasta hubiese consentido en hacer alguno
cambios en la litUl·gia para conciliar á todos los disi–
dentes sinceros
y
honrados, este
latituqinarismo
era
odioso al CUl'a del campo, el cual, como estaba má
orgulloso de su sotana raída
y
remendada que sus
superiores de sus hábitos episcopales ó de sus insig–
nias cardenalicias;
y
como tenia conciencia de u
tosquedad
y
de la escasa importancia de su posición
social,
y
estaba en cierto mocio identificado con los
labxiegos á quienes predicaba, se poseía exagerada–
mente de la dignidad de sus funci ones sacerdotale ,
que constituían su título único
y
exclusivo al respeto
de sus feligreses;
y
como vivía siempre solitario, falto
de ocasiones favorables
á
reformar sus ideas por me–
dio de la lectura ó de la conversación, creía en las ·
doctrinas del derecho hereditario imprescriptible
y
de
la obediencia pasiva,
y
las enseñaba en su completa
desnudez;
y
como, además, se halló empeñado larg·o
tiempo en guerra miserable con los disidentes de la
vecindad,
y
los aborrecía tal vez más por el daño que
les hizo que no por el que le hicieron, nada le ocurría
decir en contra de la
Ffoe /Jfile Act,
ni de la
Coiwenticle
Act
(1), sino era que acaso fuesen poco sangrientas
estas leyes. Ocioso parece decir que toda la impor–
tancia que le daban las funciones de su ministerío la
empleaba con celo extraordinario en provecho del
partido
to1·y.
Error grande sería suponer que, pues el
rector rlll'al no estaba considerado como
genaema11,,
ni
podía pretender la mano de las jóvenes de noble al-
(1) Yénse el Apéndice en el tomo
1v.-
.
del T.