REVOLUCIÓN DE INGLATERRA .
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llano de Salisbury (1). En Enfield, casi á las puertas
de la apita], había un espacio de veinticinco millas
de circunferencia con solo tres casas y alguna que
otra heredad,· y vagaban errantes los gamos
á
milla–
res de igual modo que si estuvieran en los bosques
americanos (2). Bien será decir que los animales fero–
ces abundaban más entonces que no ahora; pero los
últimos jabalies que se conservaban para divertir al
Monarca, dejando que destruyeran con sus defensas
los sembrados, murieron
á
manos de la gente cam–
pestre durante los disturbios de la guerra civil, y el
último lobo que se haya visto vagar por la isla su-·
cumbió en Escocia poco antes de acabar el reinado
de Carlos II. En cambio, los zorros, cuya vida se con–
sideró en algunos condados de Inglaterra por tan sa–
g rada como la del hombre, se r eputaban en aquel
tiempo azote del cielo. Recuérdase á este propósito
que Oliver Saint John dijo cierto día en el Parla–
mento Largo que á Strafford debía tratársele no corno
á
ciervo ó liebre, animales que merecían algún mira–
miento, sino como
á
zorro de quien debian apoderarse
por todos Jos medios imaginables para matarlo des–
pué~
sin piedad; imagen que hubiera sido de nin–
gún efecto empleándola delante de los caba}leros del
campo de nuestra época, pero si de mucho en la de
Saint John, cuando se verificaban aquellas matanzas
de zorros,
á
las cuales acudían en tropel los campesi–
nos con cuantos perros habían á las manos, ganosos
de acabarlos á todos y más principalmente á las hem–
bras con cria. También abundaban los ciervos en el
Gloucestershire y en el Hampshire, como ahora en los
(1) Existen numerosas copias de tan interesantes dibujos en Ja
hermosa colección que legó al Museo Británico Mr. Grenville .
(2) Evelin's
Dia.-y,
2 de junio de 1615.