REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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m.ina,do por el populacho de Londres
Dunkirk House
(palacio de Dunquerquc), los magnificas pabellones,
los vi-veros, el parque de ciervos
y
el naranjal de
Euston, el lujo más que italianp de Ham , sus estatuas,
sus fuentes y sus pajareras, cosas to.das que decían
muy alto
á
los contemporáneos cúyo era el camino
más corto que debía seguirse para conseguir en breve
inmensas riquezas. Por ser ésta la recompensa de la
rapacidad, se comprenden la violencia y la pasión y
Ja falta completa de miramiento con que se disputa–
ban el poder los hombres de Estado de la época, y la .
tenacidad con que se asian á él á pesar de las vejacio-
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nes, de las humillaciones, de los peligros y de la
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complacencias escandalosas que tení an para no
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jarlo. Aun en nuestros días, y siendo tan formi -
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dable Gamo lo es el influjo de la opinión
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y por más alto que se halle el nivel de la moralidad, \\">,
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podría temerse un cambio deplorable y trascendental
,
en el carácter de los hombres políticos, si los cargos
de primer lord de la Tesorerla ó de secretario de Es-·
tado estuviesen retribuidos con cien mil libras de
haber. Mas, felizmente para Inglaterra, los emolu ·
mentas de los funcionarios de mayor categoría, no
sólo no han aumentado en proporción del progreso
general de las riquezas del país, sino que positiva-
mente han disminuido .
XI.
ESTADO DE LA AGRICULTURA .
Podrá parecer extraño,
"y
á primera vista enorme,
que la cifra de los impuestos se haya elevado treinta
veces por sobre la de aquel tiempo eI\ un periodo que