REVOLUCIÓN DE INGI,ATERRA.
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al presupuesto: los
Serifjs
(l), corregidores y conce –
jales de las ciudades; los caballeros del campo, que
desempeñaban los cargos de jueces de paz; los alcal–
des de los lugares, los alguaciles y comisarios subal–
ternos, nada costaban al Rey; y en cuanto á los tribu–
nales ordinarios de justicia, cubrían con sus derechos
y honorarios principalmente todas sus atenciones.
Por lo que hace
á
la representación diplomática en
las potencias extranjeras, se hallaba establecida del
modo más económico, pues el único agente diplomá–
tico que tuviera el título de embajador era el ministro
que residía en Constantinopla, y aun así, la mayor
parte de su haber lo pagaba la Compañia turca. No
más que enviado era el agente de la Gran Bretaña en
Versalles, careciendo de ministros en Suecia, Dina–
marca y España. El total de gastos por el concepto
cxpre~ado
no pudo exceder mucho el último año que
reinó Carlos U de veinte mil libras (2) .
X.
INGRESOS ENORMES DE LOS CORTESANOS Y MINISTROS.
Antes merece ser censurada que no alabada esta
• economía de Carlos, el cual, así en el caso concreto
que nos ocupa, como en todo lo demás, fué avaro en
(1) Véase en el Apéndice del tomo
rv
la palabra
S/1erif(.–
N.
del T.
(2) JJ.cobo II envió encargados de Negocies á España, Dina–
marca y Suecia, y, sin embargo, bajo su reinado el t otal de los
gastos diplomáticos apenas excedió de treinta mil libras al año.
Véanse las actas de la Cámara de los Comunes del 20 de marzo
1688-89. Cbamberlayne:
State of England,
1684-1686.