APÉNDICE.
341
poner en vigor la antigua manera de ·acusar á los al–
tos fun cionarios (1).
La razón de que ya en nuestros tiempos haya caido
por completo en de uso el
impeackment,
figurando sólo
en el derecho escrito como una de tantas atribuciones
del Parlamento, consiste, como fácilmente se com–
prende, en no ser ya 1;10y necesario, y lo que es más
aún, en hallarse casi en contradicción con la cre–
ciente libertad del pueblo inglés, de que es clara
muestra el poder siempre mayor del Parlamento,
único soberano de la nación británica.
Pero cuando el principal objeto del Parlamento era
limitar y acortat· el podei; real, disminuir la omní–
moda influencia del trono , que todo lo invadia y su–
j etaba á su arbitrio; ,cuando los tribunales eran meros
instrumentos del poder, sin vida propia, ni indepen–
dencia,
ui
libertad de criterio; sin ese profundo y
sacrosanto respeto que la alta idea de la justicia equi–
tativa
é
igual para todos inspira
á
sus representantes;
cuando al abrig·o dol poder real podlan cometerse
impunemente todo linaje de atropellos sin t emor
á
la
ley, ni
á
los tribunales , ni
á
la opinión, que si en–
tonces existía, no había alcanzado, ni siquiera soña–
ba con que ll egaría
á
alcanzar el formidable pode r
que tiene en nuestros tiempos; entonces el
inipeaclt–
ment
era, sin duda, una de las más importantes
y
va–
liosas con quistas de los
co1111Y1tonets
sobre sus señores,
digna, en un todo , del pueblo que había de enseñar el ,
primero
á
toda Europa cuán grande
y
digna de res–
peto es aquella nación que, antes que de sus conquis–
tas, que son inmensas
y
mayores que las de los más
afortunados guerreros; antes que de su comercio, sin
rival en el mundo, ni aun en la h istoria; antes que de
(1) May ,
Pat"liamentat"y p ,.aclico,
646;
Fischel, n,
954.