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APÉNDICE.

nal de Pares juzgase á un acusado de distinta condi–

ción. Asi sucedió en tiempo de Cal'los TI, cuando Fitz–

harries, acusado de alta traición , fué llevado ante los

tribunales ordinarios por negarse la Alta Cámara á ·

juzgarle en su tribunal. Sin embargo, cuando la acu–

sación de AdamBlair y otros cuatro

commoners

en 1689,

los Lores se declararon competentes para juzgarlos, á

pesar de ser plebeyos, y el célebre Warren Hastings,

siendo también

commoner,

fué juzgado por felonía por

la Alta Cámara, quedando, á lo que parece, estable–

cido desde entonces que un plebeyo puede ser juz–

gado por los Lores en los dos casos de ·felonía ó trai–

ción.

El

impeacl1ment

debe partir siempre de la Cámara: de

los Comunes,

~onde

el diputado que formula la acu–

sación expone á la Cámara las causas que en su opi–

nión deben motivar el

impeackment,

y, ó se nombra.

una comisión, ó desde luego se declara que hay fun–

damento para llevar adelante la acusación, según que

los delitos

denunciad.os

á la Cámara exijan ó no exa–

men más detenido. Cuando se aprueba el

impeackraent,

el mismo diputado que ha propuesto la acusación,

acompañado de algunos colegas, se presenta en la

barra de la alta Cámara, y en nombre de la de los Co–

munes y de todo el pueblo inglés formula la acusación

de felonia, alta traición ó cualquiera otra de las causas

que, en derecho. pueden motivar el

impeacliment.

Mo–

dernamente ha desaparecido esta forma de acusación;

y

aunque en las leyes subsiste tbdavía, es una de

tantas disposiciones que las constantes reformas del

régimen parlamentario y la distinta significación que

en nuestro tiempo se da á los Ministerios responsa–

bles, ha convertido en letra muerta. Sir Roberto Peel

decia ya que los tiempos del

impeackment

habian ter–

minado, y en 1848 Anstey intentó, sin resultado, re-