REVOLUCIÓN DE 1 'GLATERRA.
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nal en su acento ouando pronunciaba la sentencia
-contra los criminales; sus llantos y sus quejas pare–
·d an recrearle y le producían una especie de placer
:voluptuoso, y á fin de prolongarlo se entretenia en
dilatar el sufrimiento de aquellos infelices, ampliando
-con bárbaro lujo de detalles la descripción de los
tormentos que les aguardaban. As!, en una ocasión
que tuvo que mandar azotar una infeliz aventurera,
exclamó:
«
Vei·dil(Jo,
te
recomiendo esta se1io1'a; azótala en
debidajorma, azótala ltasta que la sang1·e corrapor la piel.
Estamos en Na1Jidaf/, tiempo muy /1-ío para la seño1·a; ten
-cuidado, pues, de calent0trle bieit las eS]Jaldas»
(1 ).
Con poca
diferencia, lo mismo sucedió cuando juzgaron al po–
bre Lodowick MY.ggleton , aquel sastre borracho que
se creía profeta:
«/l 11sole11te ca11alla/-rugi6
J effrcys,–
_¡tcrul;rás
un castigo d'ldce, muy dulce/,,
Consistió una parte
de este
didcc
castigo en ser expuesto en la picota, de
donde el infeliz fanático salió casi sin vida (2).
Por este ti empo habla adquirido el corazón de J e–
_ffreys el acerado temple que exigen los tiranos en
.sus más viles iustrumentos. Hasta aqul habla mirado
por su adelanto profesional en la magistratura de
Londres, y , por tanto, habíase manifestado siempre
.cabeza redonda,
y parecía experimentar mayor pla–
,cer cuando explicaba
á
los sacerdotés católicos que
iban
á
ser despedazados vivos y que hablan de ver
quemar sus propias entrañas, que cuando sólo se tra–
taba de una simple sentencia de muerte. Pero asi que
.hubo obtenido todo lo que la Oity podia darle, se
(1)
Chriatma" Se,.ion• Papfft"
de 1618.
(2)
The Act• o(
1110
W itneue• o( lhe
Spirit.
parte
v.
cap.
v.
En esta obra, Lodo wiok, como acostumbraba, se venga del
Domo–
.n io
ladrador,
como llama
á
Jelfreys, con una lluvia de maldicio–
nes que el mismo Ernulfo hubiera envidiado. El proceso fué en
.enero de 16'71.