REVOLUCIÓ ' DE JNG.LATERRA.
169
XLIX.
ESTADO DE !:.A CIE 'CIA EN l ' GLATERRA.
Parece singular que, mientras Ja literatura ligera
<le Ing'!aterra se convertía en peste
y
vergüenza na–
cionales, realizaba
~l
ingenio británico, en el terreno
de Ja ciencia, una revolución que, hasta el fin de los
tiempos, habrá de clasificar e, sin duda, entre las más
grandes victorias del humano espíritu. Porque si
Bacon había esparcido buena semilla en tierra pere–
zosa
y
fuera de sazón,
y
no abrigó Ja esperanza de
llenar las trojes con su cosecha, puesto que legó so–
lemnemente su fama al siglo venidero en su postrera
voluntad, en el trascurso de una generación echó
raíces su filo sofía
y
maduró de una manera lenta: en
algunas claras inteligencias, á pesar de lo tumultos,
de las guerras
y
de las proscripciones, aconteciendo
que mientras luchaban unos contra otros los bandos
politicos al fin de arrebatarse las riendas del poder,
un pequeño g rupo de sabios, que permaneció indife–
rente
y
apartado de la lucha, se consagró á Ja más
noble tarea de abrir nuevos horizontes al poder del
hombre sobre Ja ¡nateria, siendo el resultado de su
obra que, cuando se restableció la tranquilidad, Juego
al punto tuvieron estos educadores del humano inge–
nio asiduo
y
estudioso auditorio; que la disciplina
por la cual había pasado la nación dispuso
y
preparó
el espíritu público á recibir la doctrina baconiana,
estimulando las turbulencias civiles las facultades de
las clases letradas,
é
imprimiéndoles actividad afa-