REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
89
trigo
y
pacía tranquilamente el g·anado en el mismo
sitio que hoy ocupan una risueña serie de calles
y
multitud de ca a de recreo
(villas)
(1).
Presentábanuo
á Brig·htou los historiadores de la
épocar,' como un pueblo próspero en otro tiempo, que
poseyó ,mucha barcas de pescador es,
y
que en el
colmo de la prosperidad llegó á tener más de dos
mil habitante , pero que recientemente babia empe–
zado á decaer con g·rau rapidez. El mar-que iba acer–
cándo e g radualmente á las casa , las hizo de apa–
r cer, al fin, por completo. Hace noventa años aun
podían verse las ruinas de un antiguo fu erte entre
las algas y lo guijarros de la orilla;
y
los ancianos
aun enseñaban restos de edificios en un sitio donde
una calle de má de cien chozas había sido sepultada
por la olas. Tan mi erable quedó el pueblo de pués
de esta calamidad, que casi no ejuzg·aba n ecesario el
ostenimiento del Vicario. Alguno pobres pe cado.
res continuaron, sin embargo, tendiendo sus r edes
obre aquellas roca , donde al presente una ciudad
más de dos vece mayor en tamaño y número de
habitantes que la Bristol de los E;;tuardos, presenta en
una extension muy con-iderable su alegre
y
fantás–
tica perspectiva al mar (2).
1
0
se desconocía, sin embargo, en Inglaterra, en el
siglo
XVII,
el u o de las aguas minerales. La
gentry
del
Derbyshire
y
de los condado vecinos acudía á Bux–
ton, donde vivía bacinada en bajos cobertizos de
madera, regalándo e con tortas de harina de avena
y
carne, que los bo teleros ll amaban de carnero, pero
que los huéspede, sospechaban que era de perro (3).
(1) A tkyn,
Glouce•tei·shire.
(2)
1lfagna B.-ilct11nia;
Orose,
Anligiiedades; New B.-ighlllelm•lo11e
Dii·ec101·y,
n~o.
(3)
V'iaje al
De,.~ysllfre ,
por Tomás Brow ne, hij o de Sir Tomás.