REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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XXV.
LIVERPOOL.
Estas cuatro capitales de nuestras g randes manu–
facturas merecen especial mención . ·s eria enojoso
enumerar todos los populosos y opulentos centros in–
dustriales, que hace ciento cincuenta años eran luga –
rejos en que ni había iglesia parroquial, ó tristes
pantanos habitados sólo de gallinas silvestres y vena–
dos.
i ha sido menos notabl e el cambio en aquellos
desembocaderos por donde los productos de los tela–
res y de los talleres ingleses, salen á extenderse por
todo el mundo. Cuenta actualmente Liverpool con
unos 300.000 habitantes . La carga de los buques, se–
gún los registros del puerto, es ele 400 á 500.000 tone–
ladas,
y
en su aduana se ha pagado, por varias veces
en un año, más del triplo ele lo que importaban todas
las rentas de la Corona en Hi85. El impuesto de Co–
rreos, aun después de la g ran reducción del timbre,
excede á la suma que producía .el correo en todo el
reino al Duque de York. Sus interminables docks,
muelles y almacenes figuran entre las maravillas del
mundo.
Y,
sin embargo , aquellos docks, muelles y
almacenes apenas dan abasto al gigantesco comercio
ele la
1J!f ersey,
y ya una ciudad rival nace y se en–
grandece rápidamente en la opuesta orilla. En tiempo
de Carlos II describiase Liverpool como una ciudad
naciente, que últimamente babia hecho g randes pro–
gresos
y
que mantenia útiles relaciones con Irlanda
y
con las colonias azucarera . Las aduanas, en diez y
seis años hablan octuplicado sus ingresos, que aseen-