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Cerca de Cuzco existían aproximadamente unos trescientos enterrato–
rios. Entre los templos más importantes podemos citar el de Pachakamac,
el del sol
(Inti Cancha) en Cuzco, y el de Huiracocha cerca del
lago
Titicaca; pero el principal . en la época de la conquista era el .de lnti–
kancha o Koricancha (cercado dr oro). Tenía aproximadamente cuatro–
cientas cincuenta varas de circunferencia, consistiendo de una nave am–
plísima con una puerta al oriente, que permitía el pase de los rayos so–
lar.es,de tal manera, que pudieran incidir en un mismo punto, !a imagen
del sol, semejando un haz brillante. . El
techo estaba cubierto de
telas
finísimas de oro, el patio estaba convertido en un jardín cuyas plantas
eran del mencionado metal o plata, lo cual indicaba que estos productos
naturales pertenecían al Inca que los repartía en los distintos gastos que
el culto exigía.
Había otros templos dedicados a Huiracocha, pero lo curioso es que
no tenían representación física de este dios. La leyenda dice que era un ser
blanco, aparecido en el lago Titicaca, que se presentó ante los hombres
con el
fin de gobernarlos. La huaca fué, a veces, confundida con los
dioses, a pesar de ser un recinto, cuyo fin era adorar o enterrar, según
los casos.
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Los Incas dividían el mundo de los muertos .en Hanan-Pacha (tierra
del alto) y Hurin-Pacha o ·ucu Pacha. Al Hanan-Pacha iban los mejo–
res, los que se distinguieron. No concebían la separación del alma y del
cuerpo perecedero;
tenían
la
idea de que
los muertos reaparecían al–
guna vez, pues concebían que la vida humana no terminaba en este valle
de lágrimas, sino que se continuaba en una vida superior; por -eso, colo–
caban al lado de sus muertos o atados a sus pies y manos, vasos de
chicha, maíz, junto con hilos para tejer, a fin de que no !es resultara
incómbdo el viaje que iban a realizar y no se apoderara de ellos la hol-
gazanería.
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En todo el Perú se encuentran enterratorios, huacas, que ponen de
manifiesto el concepto del mund.o interior de los l'ncas.
Para ellos el cuerpo y el alma continuaban viviendo, pues creían que
la muerte era sólo un momento de espera hasta la otra vida.
El Willac Umu era el sacerdote supremo del cual dependían los otros
~acerdotes
provenientes de la casta de los Incas y Curacas.
Las ceremonias consistían en sacrificios de llamas, ofrend'ls de maíz,
chicha, etc., y sólo en sus comienzos quizá, hubieron sacrificios humanos,
pues éste era un pueblo de carácter muy tranquilo y dulce.
En México, por el contrario, los dioses son
~a
expresión de la cruel·–
dad humana. Los aztecas en lugar de adorar al sol o a la luria, tenían
sus dioses sanguinarios. Huitzilopotchili era .el principal, dios guerrero
al cual se le debían sacrificar dos prisioneros diarios. En las guerras se
tenía por norma no matar a los individuos, sino tomarlos vivos prisione–
ros para poder luego quitarles el corazón. Otro de los dioses era Tez–
catlipoca, dios de los volcanes y de la juventud, a quien debía sacrifi–
cársele anualmente .el joven más hermoso del imperio. Se le mantenía al
joven un cierto tiempo ofreciéndole tod·a clase de comodidades, para con-