Table of Contents Table of Contents
Previous Page  19 / 40 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 19 / 40 Next Page
Page Background

- 177-

<r1,1itaron por ''cncimirnlo )' concierto que entre

ellos

uvo.

Estos dieron

gran no–

licia de las muchas )'slns que auian vislo por esla mar del Sur

(lt9,

IV, 568-

l)Gg)

Lo mismo que Montesinos, Guliérrez de San la Clara habla de

la

presen–

cia de estos gigantes sobre la costa peruana , pero, segtÍn él, no habrían sido

m6s que dos :

Dizcn agora cslos J'mlios del pueblo de Chimo,

y

lo oyeron

de

los an ligos

y

passados, que cstuuicron gran tiempo dos gigantes dcslos con vn gran

scfi.or

cu–

raca deslr

valle, los qualcs

biuicron con

el

ciertos años. Y que dcspucs

el

mismo

seiior los

hizo

matar porque com ian cnlrnmbos dr vna asscntada mucho rnns

que veynte yndios,

y

porqure rnn muy sobcrnios

y

fo llones

(lt9,

lY,

5¡3).

!\o es dudoso que todas esLas leyendas han sido in Oneneiadas por el des–

cubrimiento de restos oseos prehistóricos de gran lama fí o, que se han con–

fundido con huesos humanos hasta época bastante reciente

('119,

!,

I58-

J6o); pero, no es menos cierto que reposan sobre un fondo de veracidact, es

decir, el recuerdo de hombres Yenidos de occidente. Por

ot.ra

parLe, se han

conserYaclo cierto número

de tradiciones de apariencia menos legendaria.

Cavell o Balboa ha recogido ele los indios da'Los baslanle detallados sobre

la in,asión de Chi le poi· piratas venidos de las Indias orienlalcs, los 'ía)' res

(9, 26G-26¡, 267), )' Gutiérrez de Sanla Clara seiíala en estos L6rminos la

pres~ncia

de dos negros oceánicos en la costa del Perli :

En el JHH·blo de

~uarcta ~e

hallaron dos negros finos, csclnuos del sctior Tho–

rcca: que sci'íalaron nucr Yen ido alli

en

balsas

de

hazia el ponicnlc por esta mar

del

~ur,

c¡uc

oy

clia

sr

llarna

la

~ucua

Guinea

('t9,

IV,

:)¡3).

Gracias a estas llegadas, aisladas o en masa, las poblaciones maríLimas dC'

las costas de Améri·ca, adquirieron

el

conoci miento de ticnas situadas mul'

lejos hacia el oeste. ll e aqní lo que ha escrito Velasco con respecto a eslas

tradiciones :

E-ran. . \Jn comunes

y

circunstanciadas en las coslas de Guayaquil, )fanta

)'

Cara, que examinándolas, los primeros conquistadores de esas pro,'incias, las vir–

ron vcrillcadas con sus ojos. Decían uniformes todos esos indinnos, que habín

.,grandísimas ticrrns,

é

innumerables islas en Lodos esos mares: que sus an tepasa–

dos habían venido por allí ; )' que desde la costa habínn navegndo tambien

ú

csln~

distnntes tierras, pasando siempre de unas islas

ú

ot.rns. Daban la seiíal de que

siguiendo siempre el

H

camino del sol », estaban las primeras de rsas islas

[1

una

distancia·corno de cirn leguas, donde solían hacer las provisiones anualrs de las

carnes

secas

de lorlugas

(i'/9. 1,

I53).

Parece que no puede haber duda acerca de la identiGcación de eslas

pri–

mera.< islas

ele r¡ue habla Velasco. Se trata, según !odas las apariencias, de