ta. Si en el río de la
marca
se lavaba oro,
no es inverosímil suponer que también en
ella existían los obreros que lo fundían
y
laminaban, y los orfebres .de cuyas manos
salieron millares d·e piezas destinadas al
culto, al revestimiento de los templos y al
uso personal. La existencia de un funcio–
nario encargado exclusivamente de la guar-
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contraron habitada la cuenca. Los relatos
sobre el lncario señalan a Maita Cápac
como al primer Inca que llegó a visitar
el pueblo de Chuquiago, después de que sus
ejércitos sometieron toda la zona oriental
del Collasuyo ribereña del Titicaca·. Tales
relatos dejan establecido que no fué abso–
luta la incorporación de Chuquiago a los
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Lavando oro, según un grabado antiguo.
da del oro, nos viene a d·emostrar que los
aymaras de Chuquiago valorizaban ese me–
tal precioso.
De todo lo expresado puede concluirse
que los primeros pobladores de esta hoya·
da fueron los aymaras. El origen del
ayllu–
puel!lo
se confunde con el desarrollo de la
cultura Tiahuanacu, de la que formó parte.
Desaparecida ésta, restos de sus sobrevi–
vientes mantuvieron sus tradiciones; idio–
ma, costumbres y religión, mientras en el
norte se iniciaba la marcha de una nueva
civilización.
Cuando los Incas emprendieron sus con–
quistas territoriales rumbo al ColJao, en·
37
dominios del Inca. Mantuvo éste la autori–
dad del
] ilacata
o jefe político; es decir,
reconoció cierta autonomía a favor de la
marca
que ya entonces era la representa·
tiva de un extenso distrito que comprendía
a los
ayllus
de la cuenca, a los de Chuquia–
guillo y a los que, diseminados, se exten–
dían en dirección a la famosa comunidad
de los
Kollanas
(jefes de cultivo) y de las
de
Lurihuaya
(el valle del laboreo).
Existen versiones transmitidas hasta la
época histórica sobre el carácter rebelde
y
celoso de su independencia que d::mostra·
ron los
chuquü:zgos
durante la dominación
incaica. Siendo Yáhuar Huacaj soberano
del Cuzco, su hermano Apumaita empren·
dió la difícil empresa de someter a nuevas