políticos, hizo triunfar la revolución, tras
de un sangriento combate que duró once ho–
ras. Este hecho lo llevó a la presidencia de
la República, encumbrado por la Asamblea
de ese .año, la que, adémás, lo ascendió a
general de división, "en premio de sus rele–
vantes servicios a la patria".
En la proclama que dirigiera a la nación,
aceptando la investidura de presidente pro–
visorio, decía:
"¿Creéis que la revolución ha concluí–
do? Os declaro que no. No es solamente
contra Melgarejo y sus esbirros contra quie–
nes hemos hecho la revolución: las personas
pasan como su existencia. Nosotros hac·emos
la guerra al sistema que ellos han fundado:
es al crimen, al vicio, a la desmoralización,
al robo y a la iniquidad que ellos han esta–
blecido; es a la degradación, al envileci–
miento y a la prostitución que nosotros com–
batimos ... Os prometo que pronto será con–
vocada una asamblea
con~tituyente.
Por mi
parte, bien lo sabéis, soy soldado del pue–
blo, por él daré mi vida; y por mi honor
y mi espada juro que no volverán a entro–
nizarse más tiranos en Bolivia".
Al instalarse en Sucre, la Asamblea, el
18 de junio d-e 1871, Morales resignó el
mando, que "en momentos de conflicto ha–
bía asumido provisoriamente", y cuando se
discutía el asunto, se presentó en el recinto
del Congreso a las tres de la tard·e del 21,
rojo de cólera y pidiendo sesión pública,
pronunció un discurso "en incoherentes fra–
ses". Retiraba su renuncia.
Clausuradas las sesiones de la Constitu–
yent-e del 71, el gobierno trasladó su resi–
dencia a La Paz, donde se reunió el Con–
greso del siguiente año, cuyo primer acto fué
hacer el escrutinio de las elecciones que ha–
bían sido r·ealizadas. Habiendo reunido la
mayoría de sufragios el general Morales,
fué proclamado Presidente Constitucional,
el 25 de agosto.
Sobrevino una nueva y violenta ruptura
entre los dos poderes con motivo de los de- ,
bat-es sobre una reclamación iniciada, por la
sociedad minera Arteche, que desagradó a
Morales. El Presidente hizo invadir el salón
de sesiones por
un~
banda de música (24
de noviembre) para acallar la palabra de
los
r·epresenta~tes.
· La disolución de la
Asamblea, aparejaba un inminente movi–
miento revolucionario, cuyo solo rumor en–
fureció a Morales, quien comenzó a ultra–
jar en su palacio a los edecanes, hasta que
cayó acribillado con seis tiros que le dispa–
ró su sobrino y edecán teniente coronel Fe–
derico La Faye.
TENIENTE CORONEL ADOLFO BALLIVIAN
(1831 • 1874)
.
A la muerte de Morales, volvió a reunirse
la Asamblea para organizar un Consejo de
Estado, el cual se hallaría presidido por el
doctor Tomás Frías. Cupo a éste d·esempe–
ñar la presidencia de la República mien–
tras fuera elegido, mediante voto popular.
el nuevo gobernante. El congreso proclamó
a don Adolfo Ballivián, cuya investidura
tuvo lugar, en La Paz, el 8 de mayo de
1873.
Este ilustre mandatario, descendiente del
vencedor de lngavi, gobernó sólo ocho me–
ses, debido a su mal estado de salud. Pero
en ese escaso tiempo se esforzó por levantar
el crédito de Bolivia en el exterior y .fué el
único que, con visión de estadista, se dió
cuenta de qu·e la guerra con Chile no tar–
daría en producirse. Apresuróse en pactar
con el Perú un tratado de alianza defensiva
y proyectó la compra de, por lo menos, dos
barcos para resguardar las costas del Lito–
ral. Pero la oposición de los diputados hiz<?
fracasar todas sus iniciativas.
Adolfo Ballivián nació en La Paz el
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