Table of Contents Table of Contents
Previous Page  377 / 554 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 377 / 554 Next Page
Page Background

Pero en su corazón no tuvieron cabida ni

el odio ni

el

rencor. Perdonó siempre, a pe–

sar de haber sido duramente castigado por

el infortunio desde el

d.ía

de su nacimiento.

Bien sabido es que fué recogido como ex–

pósito y criado por una familia caritativa

de

La

Paz. A ese niño abandonado al nacer

y cuya maternidad

~e

disputaron, años más

tarde, alrededor de treinta damas, se le ha–

bía dado el nombre de Jorge, habiendo des–

pués él adoptado voluntariament·e el ape–

llido Córdova, cuando supo su origen.

Se dice que cuando niño, jugando a los sol–

dados en compañía de otros muchachos del

barrio, mostróse el más valiente, audaz e

intrépido; de ahí que alguno de sus com–

pañeros dijérale "El Cordovita", haci-endo

alusión al valiente general José María Cór–

dova, que, en Ayacucho, cargó temeraria–

mente a la bayoneta contra el enemigo. La

comparación gustó a Jorge, y éste se quedó

con el apellido.

Hizo su instrucción primaria en la es–

cuela franciscana; pero apenas se desper–

tara en él la afición por la carrera de las

armas, abandonó la casa de sus benefacto–

r·es y sentó plaza cuando el ejército se pre–

paraba a partir al Perú, en 1835. Tenía do–

ce años. Y como su estatura no daba aún

para las tareas de soldado, fué admitido en

la banda de música de uno de los batallo–

nes como tocador de triángulo. Cuando hu–

bo ganado en talla, hombre de armas ya,

hizo las campañas de la Confederación. En

1840, fué ascendido a subteniente, comien–

zo de su rápida carrera. En lngavi batióse

con el mismo heroísmo que en las batallas

de la Confederación.

Amigo íntimo del general Belzu, había

comenzado a frecuentar la casa de éste,

dond·e conoció a Edelmira, quien no se mos–

tró indiferente a aquel joven y apuesto ofi–

cial de treinta años de edad, "de regular es–

tatura, cabellos color de oro y ojos color

cielo, en los que rev-elaba la gran bondad

de su alma tierna y

generosa~

de bella fi–

gura e índole apacible".

Realizado el matrimonio, Córdova se

convirtió en el brazo fuerte del presidente

Belzu, quien lo hizo coronel y le confió el

mando de su batallón favorito, el "Chorol–

que", con el cual Córdova pudo debelar

cuanta revolución estallara para derribar

a su suegro.

Ascendido a general, en 1853, llegaba a

la Presidencia dos años más tarde, para go–

bernar con mía extraordinaria tolerancia..

No fusiló a nadie, nadie lloró contra éL

Profesaba profundo respeto por la vida hu–

mana.

Derrocado, en septiembre de 1857, por ei

infatigable Linares y comprendiendo que

nada d·ebía esperar del país, se alejó, de–

cepcionado y renegando de la política, a vi–

vir proscrito. En 1861, pudo volver merced

a la amnistía decretada por el presidente

Achá.

Adquirió, en La Paz, la chacarilla "San

Jorge", donde se consagró a la vida de

hogar, completamente alejado de los azares

de la política. No obstante, fué aprehendido·

la noche del 18 de octubre de 1861 y en–

cerrado en el Loreto. Se le acusaba de cons–

pirador belcista. Fué cobardemente asesi–

nado por el sanguinario Yáñez, a las dos

de la mañana del 24 de octubre.

GENERAL AGUSTíN MORALES

(1808 - 1872)

A la caída de Córdova, siguieron los go–

biernos de Linares, Achá y Melgarejo, en

medio de motines, revoluciones y fusila-

mientos que ensangrentaron al país durante

catorce años. En 1871, derrocado Melgare–

jo, llegó al solio presidencial el general

Agustín Morales.

329