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rrotó. Sabedor de esto, Belzu se presentó

el día

14

en El Alto. El populacho corrió

en masa a su encuentro y lo condujo en me–

dio de grandes ovaciones.

"El

caballo en que

venía montado estaba materialmente sus–

pendido por la plebe".

Hastiado del poder, Belzu renunció la

presidencia, y en su mensaje al Congreso de

1855,

sostuvo: "Bolivia se ha hecho incapaz

de todo gobierno. Desmayada la fortaleza

de mi alma, con la larga y desigual lucha

que con las facciones he sostenido, me de–

claro abrumado por la desmoralización,

oprimido por la perfidia, vencido por la

traición y quiero dejar el timón del Estado,

que no quiero, que no debo ya dirigir".

Empero, al no haberle sido aceptada su

renuncia, convocó al pueblo a elecciones,

a fin de entregar d mando al candidato

triunfante, que resultó ser su yerno: el ge–

neral Jorge Córdova. Y él, investido con re–

presentación diplomática, emprendió viaje a

Europa, de dond·e partió, como peregrino,

a la Tierra Santa; "habitó las tiendas del

árabe, recorrió la Turquía y el Egipto, es–

caló las Pirámides y visitó el Nilo".

En

1864,-

volvió a Bolivia, resuelto a can–

didatear en las elecciones que se av·ecinaban.

Quedaron frustrados sus planes cuando

Melgarejo asaltó el poder. Entonces acau–

dilló una formidable revolución en

La

Paz,

y cuando ella había triunfado, Melgarejo,

llevado por su audacia, se introdujo en el

palacio, donde Belzu celebraba el triunfo

y dióle muerte

(25

de marzo de

1865).

El general Belzu, héroe, caudillo y pri–

mer predicador de la igualdad social, in–

quietó a las masas populares, y fué su

ídolo. Su ejemplo supervive en la política

boliviana.

GENERAL JORGE CóRDOVA

(1822- 1861)

El

13

de agosto de

1855,

se efectuó, por

primera vez, una "transmisión legal", des–

pués del simulacro de elección presidencial

en que el general Córdova alcanzó

la

mayo–

ría de sufragios. La ceremonia tuvo

lugar

en Sucre.

Córdova inició su gobierno expidiendo

algunos decretos por los que concedía am–

nistía a los perseguidos políticos, se nom–

braba a Belzu Ministro Plenipotenciario de

Bolivia en Europa, se disponía la repatria·

ción de .los restos del general José Ballivián,

se creaba juntas de obras públicas, etc.

Cumpliéndose un vaticinio hecho por Bel–

zu cuando salía dd país -"Ahí dejo a

ése,

pero no durará"-, el

14

de septiembre es–

talló el primer movimiento revolucionario,

al que siguieron otros en distintos puntos

de la República. Considerábase al gobierno

de Córdova prolongación del anterior régi–

men. Además, Linar·es, enemigo implacable

del belcismo, había comenzado a avivar la

hoguera revolucionaria con todo el poder de

su prestigio y de su fortuna. Varios milita·

res que aspiraban al poder, conspiraban

también. Se explica, pues, qu·e el movimien–

to administrativo de su gobierno hubiera

sido insignificante. Por añadidura, "ni el

tiempo (dos años) ni la competencia acom–

pañaron al gobierno en su misión". Para

disculpar esa esterilidad gubernamental,

Córdova decía ·en un manifiesto publicado

en Arequipa: "Si Bolivia me inculpa de

negligencia o de juveniles errores, confieso

que en medio de la

d~pravación

de costum–

bres, difícil era que la conducta del manda–

tario fuese irreprensible; pues en el centro

de un torrente de corrupción, a todos arre-

b

,

"

ata su 1mpetu .

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