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Chile. Pidió entonces su retiro, que no le

fué aceptado sino después de repetidas so–

licitudes.

Vuelto a la vida civil, se reincorporó en

la lJniv:ersidad. Acogiéndose a una reciente

ley, pudo rendir en un solo año los exáme–

nes de tres cursos oue le faltaban para con–

cluir sus estudios. -En 1886, graduó&e abo–

gado. "La espada reposaba en un rincón

del bufete junto a los empolvados libros

sobre arte militar, para dar paso a la plu–

ma, a los códigos y a los ya amarillentos

anuarios por el uso del tiempo".

Desde ese momento, Montes comenzó a

luchar en el bufete "para ganarse la vida

y vivir independientemente". Pronto pasó a

regentar la asignatura de Herecho Civil, to–

mando un honroso asiento en el Colegio de

Abogados como redactor de la

Revista

J

u–

rídica.

Fiel a sus ideas liberales, abrió

campaña franca y valiente, mediante la plu–

ma, contra los d·esmanes de los gobernantes,

que le hostilizaron con arrestos, persecucio–

nes, confinamientos y destierros.

Contrajo matrimonio con doña Bethsabé

Montes, prima suya, dama que supo realzar

aún más su existencia alentándole y cola–

borando con él en las horas difíciles. Por

entonces fundó ·el diario liberal

Ecos Li–

bres,

al mismo tiempo que hizo oír, desde

la tribuna parlamentaria, su palabra de

gran político y organizador.

Hacía 13 años aue había abandonado la

carrera militar. Pero ahora, sucesos graves

que amenazaban la estabilidad y la paz de

la República le obligaron a tomar otra

vez su sitio en el ejército. Aprestóse para

defender la bandera levantada por el pue–

blo paoeño al invocar el régimen federal.

Ascendido a coronel y designado Jefe del

Estado Mayor del Ejército, dirigió el com–

bate del Segundo Crucero, librado el

lO

de abril de 1899.

Montes, el político, actuó definitivamente

desde 1899. Cuando asumió la responsabi–

lidad de un ministerio, tenía 38 años de

edad. Su aspecto físico delataba una cons–

titución robusta, que no era sino aparente,

pues, ·en realidad, era de naturaleza débil.

Las personas que le trataron de cerca, han

resumido así sus rasgos psicológicos: un

asombroso dinamismo para el trabajo y una

indomable energía para enfrentar los con–

tratiempos.

"Montes -dice Arguedas, quien trabajó

·en París como su secretario-, era un hom–

bre estricto, láborioso, aplicado, suave de

maneras y de lenguaje, fino, condescen–

diente dentro de su inflexibilidad para im–

ponerse obligaciones y, como ·ejemplo, im–

ponerlas a los dos secretarios que trabajá–

bamos con él".

"Montes tenía una vehemencia de carác–

ter muy pronunciada -dice su biógrafo

Zalles-; pero a la vez sometido a un enér–

gico control. Con un organismo débil, tenía

en cambio una fortaleza espiritual y ner-.

viosa (que otros llaman carácter), admira–

ble. Enfermo, pálido, dejaba el lecho no

para entregarse a trabajos de escritorio sino

para atravesar, llevando su equipo y susten–

to, como si fuera simple soldado, la mani...

gua del Acre."

El límite asignado a estas páginas, no

permite describir con alguna amplitud su

acción como Ministro de la Guerra y como

conductor d·e tropas durante la revolución

separatista en el territorio acreano. Es más

urgente presentar un cuadro sintético de su

amplísima labor de gobernante.

Al terminar el período presidencial dd

general Pando, treinta y dos mil ciudadanos

eligieron a Montes para que le sucediera.

Y éste gobernó de 1904 a 1909, habiéndo–

s·ele prorrogado un año su mandato por fa–

llecimiento del candidato electo, don Fer–

nando Eloy Guachalla. Sus máximas preo..

cupaciones fueron la

instrucción,

el

ejército

y la

vialidad.

Puede decirse que Montes fué

el verdadero organizador del ramo educa..

cional, ya que hasta entonces el país care..

cía de escuelas, de métodos, de programas.

En el ramo de defensa, ni el ejército ni el

país podrán jamás olvidar la labor d·e Mon...

tes y su celo por hacer de la fuerza armada

una institución casi perfecta; a él le cupo

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