ras, y
La Democracia en nuestra Historia,
sesuda discriminación de nuestra vida po–
lítica. Dejó inédita -publicada posterior–
mente- su importante obra intitulada
El
último jirón de la Patria,
que es un magis–
tral estudio político-militar de la campaña
del Chaco y de las gestiones de paz con .el
Paraguay. Otras publicaciones suyas, tocan–
do fundamentales cuestiones nacionales,
sirven de consulta y guía.
"De regular estatura -dice su biógrafo
Zalles-, más grueso que delgado, los ojos
diminutos, perdidos en su faz voluminosa
y casi redonda; de nariz pequeña y labios
un poco protuherantes, Saavedra no era
ciertamente un buen mozo y aún si·endo lo
que llamaríamos feo, era simpático y . de
no ingrato aspecto, Atildado para el vestir,
tenía modales un tanto bruscos y era agrio
en los juicios y respuestas que formulaba."
Saav-edra fué un erudito: filósofo, soció–
logo y cultor del arte. Dinámico, de energía
muy grande y perseverante en sus activida–
des como catedrático, como escritor, como
diplomático y sobre todo como gobernante.
Luchador infatigable, especialmente en la
oposición, su pluma fué demoledora. Fun–
dador del partido Republicano, del cual fué
uno de sus caudillos, trabajó tenazmente
para destruir al partido Liberal.
Su carácter se refleja en los 'siguientes
conceptos emitidos en una carta política es–
crita a uno de sus correligionarios, poco
antes de su muerte: "No hay que desmayar.
La perseverancia, que es la virtud que nos
falta, debe ser la fuerza milagrosa de una
renovación próxima. El carácter consist-e en
eso: en perseverar y no cejar en una idea,
en un plan, en una acción".
En 1903, después de haber prestado sus
servicios en el Minist-erio de Relaciones co–
mo Jefe de la Sección de Límites, viajó a
España en misión oficial: a estudiar y do–
cumentarse en el archivo de Simancas eón.'
respecto de nuestras controversias de lími–
tes con el Brasil, el Paraguay y el Perú. En–
tre 1907 y 1908, fué abogado de Bolivia
ante el árbitro argentino nombrado para di-
rimir nuestro conflicto con la última de las
naciones citadas. En 1909, ministro de Jus–
ticia e Instrucción Pública; y en 1912, re–
presentante diplomático en el Perú. Senador
por La Paz, en 1914, diputado por Potosí,
en 1918. Finalmente, elegido Presidente de
la República, su labor fué fecunda a pesar
de la tenaz y B;Crecida oposición política con
la que tuvo que luchar durante su adminis–
tración. Firmó con la Argentina el tratado
de límites acordado por los diplomáticos
Carrillo-Diez de M·edina; realizó varias ges–
tiones tanto ante la Liga de las Naciones
como ante el gobierno de Estados Unidos
pidiendo la revisión del tratado de 1904,
con Chile; aprobó la transferencia de un
millón de hectáreas de la Compañía Rich–
mond Levering a la Standard Oil, etc.
En otros ramos: contrató el gran emprés–
tito americano Niccolaus, que obligó a crear
la Comisión Fiscal Permanente como con–
trol de las rentas d·e Bolivia; inauguró, el
10 de mayo de 1924, el tramo ferrocarrile–
ro Tupiza-Villazón y concluyó el camino
carretero Villazón-Tarija, que salvaron en
parte las dificultades de la guerra con el
Paraguay; fundó varios fortines en el Cha–
co y organizó la colonia militar de Fortín
Campero; firmó una convención con la Ar–
gentina para la construcción del ferrocarril
Yacuiba-Santa Cruz. Durante su adminis–
tración fué pavimentada La Paz, se estable–
ció su red de alcantarillado e intensificó la
arbolización de sus plazas y avenidas. Es
innecesario añadir que todas estas obras
fueron realizadas con fondos departamen–
tales. En cambio,
cometi~
el error de para–
lizar la construcción del ferrocarril La Paz–
Beni, por los Yungas, habiéndolo dejado a
55 kilómetros de la ciudad.
Habías·e trazado un amplio plan de obras
en todo el país; pero no le permitieron tra–
bajar sus adversarios políticos. Así explica
la amarga queja que lanzara en su último
mensaje presidencial: "Había entrado a la
política con ideales patrióticos; había ido
al poder con las mejores intenciones; pero
no encontré en mi camino sino odios,
egoí~
T. 11.
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