crear el Estado Mayor General e implantar
el Servicio Militar Obligatorio. Por lo que
respecta a la política vial, habrá de bastar
con la mención de estos datos: cuando se
hizo cargo de la presidencia, contaba el
país con 584 kilómetros de líneas férreas;
y al terminar su mandato, con más de mil
kilómetros (Oruro-Viacha, Oruro-Cocha–
bamba, Villazón-Uyuni), en ·explotación o
en construcción.
Es, pues, justo que hubiera podido de–
cir, con orgullo, en uno de sus últimos men–
sajes al Congreso: "He iniciado la recons–
trucción de Bolivia mediante la construcción
de una red d·e ferrocarriles; he levantado
la cultura nacional dando amplios y dila–
tados horizontes a la instrucción pública;
he formado el crédito nacional y he hecho
de la milicia una institución".
En 1913, asumió el mando supremo por
segunda vez, y en 1917 lo entregó a su su–
cesor, don José Gutiérrez Guerra. Esta vez,
pudo decir también: "No creo haber reali–
zado un trabajo mayor a los que efectuaron
los mandatarios que me han precedido en
el gobierno; pero abrigo la s·eguridad de
no haber sido inferior en la tarea y en la
inspiración patriótica, al más eminente· de
todos ellos''.
Perseguido por los gobiernos posteriores,
Montes vivió proscrito hasta que, al estallar
la guerra del Chaco, corrió a la "cabecera
de la madre enferma". Cuando, en 1933,
las operaciones militares se desarrollaban
desastrosamente, el pr·esidente Salamanca
le confió la cartera de Guerra; pero antes,
sobreponiéndose a sus achaques y su avan–
zada edad, partió al "infi·erno -verde" para
convencerse personalmente de la situación.
Ante el clima enervador, cedió su organis–
mo, y tuvo que volver a su hogar gravemen–
te ·enfermo, donde falleció el 18 de noviem–
·bre de 1933.
El gobierno de este gran estadista y gran
patriota, fué uno de los más fructíferos para
Bolivia. Se ha dicho de él, y con sobrada
justicia, "hombre múltiple, perfecto ciuda–
dano y flor de la raza", y puede añadirse
que Santa Cruz, Ballivián y Montes consti–
tuyen las tres columnas sobre las que se
afirmó la nacionalidad.
DOCTOR BAUTISTA SAAVEDRA
(1869. 1939)
Para oponerse al partido liberal, domi–
nante desde 1899, el año 1914 nació en Bo–
livia un nuevo partido político:
-el
"Repu–
blicano". A los seis años de vida opositora,
el 12 de julio de 1920, consumó una revo–
lución. Su jefe nato, el doctor Bautista Saa–
vedra, llegó así al poder, derrocando al
presidente Gutiérrez Guerra, y, con él, al
liberalismo. Organizada una Junta de Go–
bierno, convocó a una
Conv~nción
Nacional
para que constitucionalizara el país.
El parlamento eligió Presidente de la
República a Saavedra, mi·embro de la Jun–
ta, quien asumió el mando supremo el 26
de enero de 1921, cuando había cumplido
52 años de edad; pues nació en La Paz, el
30 de agosto de 1869. Hijo de don Simón
Saav·edra y de doña Josefa Mallea, heredó
del primero sus dotes intelectuales y de la
segunda la energía de carácter. Después de
realizar sus estudios en el colegio Semina–
rio, los completó en la Facultad de Derecho.
Inmediatamente después de haberse gra–
duado, obtuvo por concurso las cátedras de
Filosofía y Derecho Penal en la Universi–
dad. Allí comenzó a mostrar su privilegia–
do talento y sus capacidades de líder.
Sobresalió también como periodista y
escritor. Sus publicaciones más in:tportan–
tes son
El Ayllu,
interesante estudio sobre
las primitivas instituciones sociales aima-
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