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cieron aún más- odiosa, si cabe, la domina–

ción española en América.

El 26 de diciembre de 1812 se juró, en

La Paz, la constitución española y el 15

d·e julio de 1814 eligió, por primera vez,

aviso a Muñecas, rogándole le salvase la

vida.

El cura patriota cortó la guía y ordenó

la traslación de los barriles de pólvora a

otro sitio menos peligroso. Probablemente

Ejecución de don Pedro Domingo Murillo.

representantes ante las cortes españolas al

cura José María Asín y a los señores

Mariano Ruiz de Novamuel y a Marcos

Campos.

Durante el . gobierno del despótico Mar–

qués de Valde Hoyos, llegó a La Paz una

expedición patriota organizada en el Cuzco

y comandada por el esforzado sacerdote

don Ildefonso de las Muñecas y por José

Pinelo, a cuya aproximación Valde Hoyos

se

atrinch~ró

en la plaza principal. Dichas

fuerzas llegaron el 22 de septiembre de

1814 a las alturas de Munaypata, donde

acamparon. El 24 del mismo, atacaron la

plaza, con éxito. Impotente Valde Hoyos

para continuar la resistencia, abandonó la

. plaza y se asiló en la Catedral; mas el pue–

blo se amotinó, sacó a Valde Hoyos d.e la

c_atedral y lo puso ·en prisión. Presintiendo

Valde Hoyos que los cuzqueños llegaran a

ocupar la casa de gobierno, había manda–

do minar el edificio; pero detenido ahora

en el mismo edificio, presa de pavor dió

el incendio, casual o malicioso, del regue–

ro de pólvora que dejó uno de los barriles

al ser trasladado, produjo, al amanecer del

28 de septiembre de 1814, una terrible ex–

plosión, de la que justificadamente se res–

ponsabilizó a Valde Hoyos, quien, alcanza–

do por lo multitud indignada que gritaba

¡Mina! ¡Traición de los realistas! ¡Mina!,

fué degollado, así como Valle, su sargento

mayor de plaza. Desgraciadamente siguie–

ron las ejecuciones de los coroneles Santa

Cruz Villavicencio, Ballivián, Guerra, Ar–

mentia, Arguedas y otros destacados ele–

mentos de la aristocracia paceña.

El cura Muñecas y Pinelo, que no pudie–

ron contener a la muchedumbre enfurecida,

fueron derrotados en los altos de la ciudad

por el general Juan Ramírez el 2 de no–

viembre de 1814, en que éste ocupó La

Paz, señalándose su permanencia por una

serie de represiones crudas, agravadas por

el carácter terco,. sanguinario, fanático y

rencoroso de aquel militar. En los seis días

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