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tOS CRONISTAS DEL PERU
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1enecerl'e,
e~
donde se vé
un
alcón o waman y un puma (totems
indí~enas
de
su apellido) y un monograma con las letras "C. F. P. D Aiala". Lo más in-
1eresante y la más digno de tomarse en cuenta es
qu~
en la parte ·superior
de la portada dice "quinientas y nobenta y siete oxas 597
t.
ojo", quiere de–
cir que su obra tiene
597
hojas
(1194
pá:gina~
para "el que tiene ojo'!, expre–
sión que
actualmente
usan los mdios del Cusc.o para indicar a los que
saben
leer
(ñawiyoj
=
el que f4ene ojo o
s~e
leer); y en la parte inferior de la
mi~ma
portada dice "cuatrocientos y cincuenta oxas p. degps", vale
d~cir
450 dibu–
jos o
grab~dos
para qpe interpreten los analfabetos, o sean la mayor parte
de los indios, porque también su obra' estaba destinada. para los de su des–
qraciada raza. Esta última anotación vale mucho en la obra de nuestro autor,
tanto
por la finalidad a q1¡1e destina sus
450
dibujos, como porc¡ue de' ellos se
vale este inaio semianaHil.beto: que hace
esfu~;rz'os
supremos por expresarse
en 'castellano y que, sin embargo; pugna por hacer salir. sus bullentes
y
:Qi~n
elaboradas ideas ,al exterior, no teniendo como cG>municarse sino mediante
el dibujd; bajp este punto de vista el tUbujo constih¡ye en la Núeva Corohica
y
Buen Gobierno la
part~
sustantiva
y
primordial, siendo lá letra lo accesorio
y, en muchos casos, lo mal
e~presado
de sus 'ideas. Ade¡nás, estos graba–
dos, por su técnica, sus peculiaridades, su
inh~rpretación
psicológica
i~ónica
y
humorística, es netamente india incásica; parece
s~r
Waman Pumá uno de
los escriturarios o Kelkamayuj del Imperio, de esos' que pintaron las haza–
ñas de los Incas en el Koricancha por prden de Pachacutei: o de los
fa.ni9so~
•'paños'' que Toledo enviara del Cusco al !l-ey
®
España y que• quizás fueron
tomadas por Antonio Henrera. Por tódos estos motivos, antes que 1a letra
de la
Coro~ica,
castellano pésimaménte ¡::xpresado con
mez~la
de lenguas
indígenas, principalm$nte kechuas, Aymaras y Púkinas, con muchos-
otr.Osdialectos, como el codeyunga, el colla, el yauyo, el charca, el canc;hecana,
e~
cañari, el quitu, el
cay~mpi,,
etc;:.; hay
qu~.
"leer" en sus· dibujos, por se? fiél
expresión del alma indigena, como lo hace también ese otro cronista 'indió,
Juan Santa Cruz. Pachacuti Yamque Salkámayhua, Por esto, Arturo
Posnan~
ky, prolongando esta- obra en la paz, el año
1943,
dice>
,;En
.lo que• se· refie–
re a las ilustraciones, repito que son
sumar'nent~
interesantes y se. asemejan
bastante a .aquellos que en colores se encuentran decorando los famosos "Ke–
rus'' desenterrados de las islas del Titicaca y sus orillas, así como en la· re–
gión cusqueño".
Por los dibujos colegimos pues que nuestro autor desde muy jove:ra ' se ·
dedicó a los viajes, antes habiendo sido educado medianamente por su her–
mano o tío el P. Martín de
Ay~la
qt\e le enseñó a leer y escribir muy
po,~o,
pero que le inculcó muy hondo la religipn Oii.stiqna,. del cual se muestra muy
fervoroso. Que fué un gran viajero y trota mundos y un formidable depor–
tista pedestre, se prueba por que recorrió desde Panamá hasta Santiago de .
Chi·le, retratando y dibujando cada puebio y describiéndolo más o menos bien,
como no lo habría ·hechQ nunca si.. na los hubiera visitado;
a-s~
hos pinta
y
describe. Santa Fé de Bogotá, Popayán, Atres, Qaito, Riobamba, Cuenca, Loja.
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